Opinión.- Desde los solemnes espacios de nuestra Asamblea Nacional se llegaba a producir un trascendental acto de carácter parlamentario que adquiere la palpitante condición de convertirse en insustituible instrumento para la reivindicación del libertador Simón Bolívar, el Padre Bolívar que se encuentra enclavado en el espíritu y alma patriota del venezolano. Y es que la soberana Asamblea Nacional procedía, de manera unánime, a la aprobación en primera discusión del un instrumento legal que lleva intrínsecamente dentro de su contenido y alcance el proyecto de Ley Orgánica Libertador Simón Bolívar, que es la institucional y categórica respuesta de esta casa del pueblo en contra del irracional bloqueo, contra el compendio interminable de sanciones impuestas por el irreverente dictado foráneo e imperialista y como el sólido alegato para la irreversible defensa de esta venerada patria. El proyecto de ley se presenta como el inquebrantable frente para repeler las continuas y acechantes agresiones que ha sufrido, por más de una década, el pueblo venezolano con la implementación de inclementes medidas coercitivas de carácter unilateral promovidas por las diferentes administraciones norteamericanas y con la insolente anuencia de la descubierta banda de verdaderos apátridas, bajo el indigno ropaje de la oposición radical, que buscan el sometimiento de este aguerrido pueblo, sencillamente anhelan su utópica rendición o capitulación a través de órdenes ejecutivas autorizadas por cúpulas gubernamentales extranjeras que nuevamente arrecian contra el principio fundamental de la autodeterminación de aquellos países que han logrado consolidar la democracia como su principal soporte. El significativo proyecto de ley actualmente discutido, de manera responsable, por nuestra AN es un cristalino mensaje para los perennes y tercos enemigos de Venezuela. Mientras continúan los incesantes amenazas y ataques en contra de nuestro territorio nacional, la OFAC continúa en su dinámico rol de otorgar y renovar las respectivas licencias a un importante número de empresas privadas extranjeras para trabajar en plena connivencia con el gobierno que encabeza nuestro presidente reelecto Nicolás Maduro. La OFAC en días pasados, continuaba con su febril intención de renovar las licencias a emblemáticas empresas como lo representan Chevron, Repsol, entre otras que son ejercen un indudable protagonismo dentro del escenario energético global. Es sabido, por las lapidarias experiencias, que los Estados Unidos de América desprecia a esta radical oposición, conocen, con certeza, que carecen de cualquier básica resonancia popular y han sido testigo de las peripecias administrativas que se han reflejado en el verdadero saqueo a la Nación a través de los indecentes ejercicios de Monómeros, ayudas humanitarias, recuperación de activos de Venezuela en el exterior, entre otras incontables irregularidades que terminaron por liquidar aquella ficción interinante. Los Estados Unidos de América requiere de nuestro petróleo, necesita participar en proyectos energéticos con Venezuela, siempre bajo tutela del imperio de la ley, bajo las condiciones establecidas por nuestro jefe de estado, Nicolás Maduro. Volviendo a la histórica Ley Orgánica Libertador Simón Bolívar, se encuentra extendida en 18 artículos y enfáticamente plantea la inhabilitación hasta por el doble de la pena máxima o la oportuna inhabilitación perpetua, establece la aplicación de la ley de extinción de dominio, la inmediata confiscación de bienes pertenecientes a los traidores a la patria, surgen los aguardados juicios en ausencia para todo ese tropel de indignos que han cometido delitos de dolo y lesa humanidad. Los venezolanos comprometidos con esta patria y esta tierra, acompañando al presidente reelecto Nicolás Maduro no podemos ser permisivos con las aventuras diseñadas por los cobardes traidores. El desagravio y reivindicación del libertador a través del ejemplar ejercicio parlamentario de la AN suma igualmente propuestas que consistirían en suprimir la identidad de los renegados conspiradores, expresado en la eliminación de pasaportes, de los registros de sus entidades mercantiles, en la dirección de empresas en nuestro país. Es la implementación del raudo aprendizaje para todos aquellos, que desde un cómodo exilio persisten en la práctica irracional de estimular el fuete de las sanciones como permanente flagelo a un pueblo comprometido con un impostergable proceso e inolvidable legado. En nuestra patria deben ser tratados como inconfundibles parias, esos mismos que carecen de identidad, de gentilicio, y que son ampliamente rechazados por toda la sociedad. Bolívar surge imponente para seguir guiando el devenir de esa patria que, con su sacrificio y lucha, logró otorgarle presencia y figura.


Luis Vargas Pizzolante
Profesor universitario
Analista político