En la zona existe una realidad adversa; las necesidades abundan y las políticas públicas gubernamentales no llegan con la misma eficiencia, quizás por encontrarse retirados de la ciudad.
De hecho, para llegar, los visitantes se encuentran con un camino de tierra y un ambiente agreste, por cuanto los turistas se deben movilizar en vehículo de doble tracción, en bicicleta, moto o en burro.
Los niños, las mujeres y los ancianos son los que requieren mayor apoyo social, y en esta ocasión se entregaron juguetes, alimentos no perecederos, ropa, calzado, bastones de cuatro puntas y medicinas.
Los donativos forman parte de una jornada que inició Jacinto Oliveros hace dos años, y hace poco efectuó la primera entrega, bajo la idea de volver; promesa que cumplió en esta ocasión.