Los residentes del sector solo pueden valerse de la acera cuando el sol está de buenas, porque en temporada de aguaceros es casi imposible no embarrarse, al menos los zapatos, con aquel líquido putrefacto.
“Hace más de ocho años que las tuberías de aguas servidas están reventadas. Alcaldes van, alcaldes vienen, y nosotros seguimos con la problemática”, indicó Martelo.
Por su parte, el empleado de la bodega comentó que, durante el último aguacero, esperaron hasta que el nivel del agua bajara para poder salir de la zona. “Eran las 11:00 p.m”, precisó.
Los habitantes del barrio también manifestaron su preocupación por la salud de la comunidad. “Mis hijos no saben lo que es jugar en las calles porque es un peligro dejarlos salir por aquí. Ningún padre quiere que sus niños se enfermen”, añadió Martelo. (Francis G. Tineo)