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Los comerciantes aseguraron que últimamente no han tenido muchos clientes, por lo que han decidido comprar mercancía en pocas cantidades. “Si la demanda disminuye, nos enfocamos en traer prácticamente lo justo para que no se nos dañen los alimentos”, explicó Aura Montilla, encargada de una carnicería.
Aunque la medida permita a los negocios sobreponerse al quiebre, los vendedores manifestaron sentirse angustiados: el ingreso que llevan a casa para mantener a sus familias ha ido mermando. “Salimos a trabajar porque estamos acostumbrados a hacerlo, porque nos gusta ganarnos el pan diario, aunque la realidad es que este negocio es cada vez menos rentable”, aseveró Montilla, quien tiene más de 30 años laborando en el mercado principal de la ciudad.
LOCALES RESPETARON TASA BCV
En un recorrido se pudo constatar que los comercios respetaron la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV) del día, pero la inflación en divisas se ha hecho evidente, según comentaron los compradores. “Te aceptan los bolívares al BCV, pero los precios subieron en dólares. Así que uno termina pagando caro de todas formas”, afirmó Luisa Colina.
La mujer de 56 años atestiguó que a principios de año el kilogramo de carne lo compró entre $ 4,5 y $ 5; pero esta semana la consiguió en $ 7. “En enero hacía un mercado completo de salado que me duraba al menos dos semanas. Ahora compro un poquito de lo que se puede y, en el mejor de los casos, me rinde 10 días”.
(Francis G. Tineo)