en ese grupo etario se atribuye a trastornos mentales y del sistema nervioso.
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Actualmente se conoció gracias a la revisión de 52 estudios realizados por universidades en 28 países de diversas regiones, que en el último año aproximadamente una de cada seis personas mayores de 60 años sufrió algún tipo de maltrato en sus entornos, así como abandono.
La licenciada en psicología María José Rodríguez, manifestó para Notitarde que el abandono va a repercutir a nivel emocional sin importar la edad de la persona, porque esto le va a dar paso a un malestar psicológico y al pensamiento de “soy reemplazable”.
“Es un pensamiento de ‘me siento solo porque las personas de las cuales me rodeaban no están más’. Si la otra persona se va y no sé sabe nada más de ella, esto puede traer también las preguntas de ‘qué hice’ y ‘por qué’”, explicó.
Destacó que muchas veces, cuando se deja a las personas en los sitios de asilo, esto no es consultado y se realiza sin autorización del adulto mayor, creando una pérdida de autonomía.
Apuntó que la recurrencia del abandono tiene mucho que ver cuando la persona tiene una enfermedad y al no poder encargarse de eso, lo entregan a un cuidador.
“Las familias pueden ver a la persona como un problema y si ya han realizado muchas cosas por él, la única solución es que se deje en un sitio, debido a que no desean entregar su vida más de lo que ya dieron”, expuso.
Agregó que este pensamiento sucede porque muchas veces dicho cuidador es un familiar, no una persona capacitada, por lo que genera cansancio y lo mencionado anteriormente.
Enfatizó que el abandono también tiene que ver que tan buena era la relación con la persona, porque siempre los individuos van a clasificar que tipo de persona era.
“Se escucha mucho decir ‘¿por qué si él no era buen padre, no me apoyo o estuvo ausente, yo debo dar de mí?’ y es algo determinante y por el cual suceden estos eventos, porque si el individuo siente que no debe nada, se desprenderá más fácil”, señaló.
Casa Hogar Dios de Pacto,un servicio humano para abuelos
La Casa Hogar Dios de Pacto, ubicada en la Avenida 79 con calle 139, urbanización Morro II, en el municipio San Diego, es un lugar de cuidado y ayuda para los abuelos de todo el estado.
Sin embargo, aunque la licenciada en enfermería Nora Pinto nunca le ha molestado ayudar, si le duele ver como a veces tiene que presenciar las consecuencias del abandono.
“Yo cuido a personas mayores, porque es un servicio que tengo con Dios, pero, aunque me guste cuidar, considero que no son cosas que deben suceder, ya que son seres humanos y no se debería llegar a estar en un estado deplorable tanto física como mentalmente”, afirmo.
Aclaró que actualmente en el sitio hay 7 abuelos. Aunque ninguno de estos residentes es abandonado y todos son visitados por algún familiar, le ha tocado ver como se olvidan y los dejan a su suerte. Alegó que hace muy poco tiempo, tuvo que asistir a una mujer que se presentó en el sitio con graves hematomas y lesiones por todo su cuerpo producto de maltrato.
“La llevamos rápido al hospital y aunque logramos que la atendieran y que se restableciera su salud, ella tuvo que volver con sus familiares porque la reclamaban. A esa señora la golpeaba su hermano y murió, poco después, por el mismo motivo que la llevamos a urgencia”, declaró.
Confesó que se siente muy triste por cada situación que pasan los abuelos, porque cuando se enfrentan a este tipo de escenarios se puede ver la incertidumbre y la tristeza que ellos pasan, dejando a veces consumirse por el dolor.
(Berti Guaricela)