La conmovedora celebración tuvo lugar el día 30 de diciembre, con motivo de concluir el año 2022 en unión eclesiástica, donde los novios pudieron recibir el cuerpo de Cristo en pareja después de muchos años viviendo en concubinato o solo casados por el civil.

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La santa misa dio inicio a las 6:00 p.m. con cánticos alegres, una caminata en pareja hasta el altar y la bendición del sacerdote para quienes llegaron a contraer nupcias acompañados de sus seres queridos.

En su homilía el padre Henry recordó el trabajo realizado para que estas ceremonias se hicieran realidad, al mismo tiempo que exhortó a los presentes a no perder los detalles de amor hacía su compañero de vida y aunque tengan muchos años viviendo juntos no dejar que el amor se escasee; “orar a Dios en medio de tribulaciones es lo que mantendrá siempre la unión”, dijo el presbítero.

Asimismo, los contrayentes hicieron sus votos sagrados frente a Dios y testigos que presenciaron el momento de su unión, santificando su hogar con la presencia de Dios.

El amor de pareja es sagrado y aunque puedan llegar tribulaciones, la unión, la amistad y la familia se hace más sólida cuando juntos logran vencer eso que les pesa.

 
La amistad, el respeto y la comunicación son la base de todo matrimonio, pero todo eso no puede sostenerse sin la presencia de Dios en el hogar. En ese sentido, parejas cuentan su experiencia de fe y lo que se siente haber llegado a su día más especial.

“Hoy me siento feliz, mis deseos de recibir a cristo sacramentado es una realidad. Yo Brenda de González, llevo casada por el civil con mi esposo Jesús González 48 años, tenemos tres hijo y toda la vida soñé con casarme por la iglesia y recibir la comunión; pero mi esposo no quería aquí que me puse en oración a Dios y a la Santísima Virgen porque solo ellos sabían la necesidad que había en mí de recibir a Jesús”, contó Brenda llena de alegría.

“Muchas veces en misa me sentía triste pues no podía comulgar, el 26 de diciembre de 2020 fue la comunión de mi nieta Andrea Sofía y mi esposo me pregunta qué ¿por qué yo no recibía la comunión? y yo le contesté “por tu indecisión de dar el paso al matrimonio por lo iglesia yo vivo en el pecado”. Pero hoy me siento contenta porque Dios tocó su corazón y hoy todo se me ha hecho realidad”, expresó.

Por su parte, la señora Blanca del Rosario Herrera tiene 70 años de edad y lleva conviviendo en concubinato con Andrés Cova 39 años; explica que nunca quiso casarse por la iglesia porque ella quería entregar su vida al servicio de Dios, pero sin embargo los planes del señor eran otros y hoy es una realidad su matrimonio junto a su esposo.

“Mi nombre es Andrés y confieso que me siento muy feliz que mi señora haya decidido casarse, gracias a la ayuda del padre Henry tomamos la decisión de casarnos por la iglesia. Llevo 50 años sin poder comulgar y ahora sí voy a poder recibir el cuerpo de cristo”, aseguró lleno de alegría.
Lleno de alegría y regocijo, el padre Henry cuenta lo que para él fue una victoria de Dios y haber formado parte de ello no tiene comparación.

“¡Qué bendición tan grande! Era justo y necesario comprometer a estas 15 parejas que llevaban muchos años sin poder recibir los Sacramentos de la Reconciliación y de la Comunión. Hablando con ellos, catequizándolos y haciéndoles saber de la importancia del Sacramento del Matrimonio dieron el paso definitivo después de tantos años de espera”, relató.

“El día anterior de su santificación de hogar, pasé toda la mañana, tarde y noche y la mañana del día siguiente confesando a cada uno de los contrayentes. Noté la alegría que produce este sacramento de la Confesión o de la Reconciliación en cada una de las parejas. Observé sus lágrimas mientras se confesaban. Me decían son 48, 40, 39, 38, 30, 22, 18 años que no nos confesaban y, hoy llegó el momento esperado para mi confesión. Lloré con ellos”.
“El día de la Boda, la misma experiencia en el momento de comulgar. Les decía: " El Cuerpo de Cristo" y con el Amén, las lágrimas que corrían por su rostro. Fueron 15 familias que compartieron y contagiaron alegría en nuestra Parroquia. ¡Alabado sea Jesucristo!”, profesó.(Franny Cordero)