Mercedes Elena Reyes: humanidad a toda prueba
Mercedes asegura que estos valores los aprendió de su madre y de quienes desde pequeña han estado a su alrededor
Carabobo.- ¿Quieren un cafecito? Así fue recibido el equipo de reporteros por
Mercedes Elena Reyes una valerosa mujer montalbanera de 59 años que ha dedicado
la mayor parte de su vida al cuidado de ancianitos, quienes han encontrado en su casa el hogar perfecto para pasar sus últimos años.
Desde niña, Mercedes sintió la necesidad de ayudar al prójimo. Asegura que estos valores los aprendió de su madre y de quienes desde pequeña han estado a su alrededor.
“Puedo con más”
La primera “huésped” en ocupar su residencia (que más tarde se convertiría en casa – hogar), fue una señora de avanzada edad con diabetes hospitalizada en la medicatura local. La dama no tenía quien la cuidara, pues su única hija tenía que trabajar en Valencia.
El médico de guardia llamó a Mercedes para que se ocupara de ella, quien accedió: la instaló en su casa y pensó: “Si puedo tener una, entonces puedo con más”. Y así comenzó la historia de esta “enfermera y madre sustituta”, quien luego de dividir su casa en dos y acondicionar más habitaciones llegó atender hasta 26 ancianitos a la vez, venidos de todas partes y con diversas enfermedades, muchos de ellos dependientes de sillas de ruedas.
Lo mejor que le ha pasado
Mercedes se vio en la necesidad de convertirse en enfermera, pues debía suministrar los medicamentos a sus huéspedes. También tenía que ayudarles en el aseo personal. “Me hice cargo de personas imposibilitadas; acá venían personas de diferentes condiciones económicas. Era una gran responsabilidad, pero vivir con ellos es lo mejor que me ha pasado”, asegura, pues aprendió de sus vivencias y se divirtió con sus anécdotas y ocurrencias.
“Me queda una sola”
Por la situación económica del país, Mercedes no pudo seguir aceptando señores para sus cuidados. Solo le que una, Carmen Amaro, de Campo de Carabobo, quien de los 90 años que tiene, los últimos 14 los ha pasado con “su mamá” Mercedes. “Todavía me llaman y visitan para ver si puedo aceptar más viejitos. Me gustaría tenerlos; pero la situación se ha puesto muy difícil… Jamás podría tenerlos sin las comodidades y debidas atenciones que ellos merecen y necesitan”, aseguró.
Sin dinero, pero con valentía y mucho corazón
Madre de dos hijos, a esta noble mujer no le importa el dinero, pues los gastos de muchos ancianitos salían de su bolsillo, “solo quise devolverle a la vida lo mucho que me ha dado”. Su único objetivo era que los ancianitos sintieran el calor de un hogar que a muchos de ellos les negaron.
“Los consentía con las comidas que más les gustaban. Agradezco a quienes me han apoyado para que estos abuelitos sintieran que eran importantes para alguien, especialmente para mí”, puntualizó. (Nota de prensa)