Cultura.- Cada fecha conmemorativa tiene, en la clasificación histórica, una connotación política por evocar un evento significativo que representa la lucha de los pueblos por su reconocimiento en muchos ámbitos.

En un mundo que se sufre constantes convulsiones sociales, un personaje o grupo deja una huella que sirve de combustible para continuar con la batalla de ideas, que con los años reciben reconocimiento de algunos e intento de ser opacadas por otros.

Se puede decir entonces, que todas las manifestaciones, a favor o en contra de un hecho concreto, encuentran su representación bajo el foco de un escenario, sea física o en nuestra mente y por ende, recalcamos lo que vemos a nuestro alrededor.

A la dramaturgia se le considera una de las expresiones del arte cuyo núcleo se compone de eventos sociales y políticos para ser exagerados, analizados, incluso ser refutados por quienes pretenden borrar estallidos sociales de la memoria colectiva.

Remotos han sido los acontecimientos que tienen espacios en el arte debido que las contantes convulsiones que hacen la historia, se han plasmado en murales con ilustraciones de la lucha indígena en Centro Simón Bolívar de Caracas, una puesta en escena de “Esa Espiga Sembrada en Carabobo” cerca del 24 de junio cada año, un libro o “Al pueblo lo que es del Cesar” en una radio de pueblo, porque llevan en su ADN la dramaturgia como mecanismo para dar forma a la resistencia social que se busca expresar.

Resistencia es el elemento adaptado en cualquier expresión artística y en particular la dramaturgia venezolana, que usa la historia como lente para crear conciencia en la mente de los ciudadanos. Por esta razón, el artista Juan José Piñero, cree que los dramaturgos latinoamericanos reflejaron en sus obras "las inquietudes cotidianas de los pueblos pues ellos para crear, vieron y sintieron lo que estaba en su entorno y lo que sentía la gente bajo ese contexto", reflexionó.

Entre las diferentes manifestaciones como artista, Piñero ha destacado como actor en obras de teatro y cantante, por lo que cree que el hacedor de arte "debe tener olfato para saber qué es lo que ocurre a su alrededor", y llevarlo a la plataforma artística apropiada al tiempo de reiterar que la dramaturgia es un proceso de creación con base en el contexto político y social del cultor.

No obstante, estima que muchos artistas poseen la cualidad de discernir sobre el contexto que viven pero al seguir tendencias y lucrarse de lo que ocurre del lado superficial de la escena cultural no toman en cuenta el pilar del arte que es entender qué ocurre a su alrededor.

Generalmente son muchos cultores venezolanos que toman la vida y obra del milenio pasado para adaptarla a nuestros tiempos al considerar que muchas circunstancias se mantienen desde la época colonial y es donde también las nuevas ideas se concentran para obtener un resultado innovador que permita llegar a las generaciones futuras.

Indiferentemente a la representación artística de la que forme parte Piñero, como cultor y presidente del Teatro Municipal del municipio Valencia, piensa que tiene el deber de poner en escena la idea revolucionaria; el ademán y gesto histriónico transgresor que representa a las mayorías desfavorecidas y las minorías opacadas por conglomerados de poder.

Fuertes han sido las luchas de los pueblos de América y la responsabilidad de los comunicadores y cultores de mantener la huella de los acontecimientos importantes a quienes serán los protagonistas del futuro.

Oscuros episodios tiene la historia de Venezuela, pero a través de cualquier manifestación artística, los cultores han podido dejar su impronta de manera tan profunda que el mar del olvido no las borra y sea una puesta en escena, un libro o mural en cualquier lugar del planeta, el artista que inyecta drama y pasión a su obra, es recordado y por él se conmemora esta expresión cultural cada 14 de mayo.