“Antes, al existir el embarazo precoz, las jóvenes no se retenían en las escuelas, causando la poca formación y aspiración personal. Ahora es diferente y la sociedad tiene el deseo de buscar mejorar las condiciones económicas, sociales, familiares, entre otros”, explicó en una entrevista a Notitarde.
“Ahora la tarea es ir a la escuela, pasar los diversos grados, llegar a la diversificación, formarse, entrar al mercado de trabajo y entonces, de alguna manera, comenzar a ayudar a las familias que se han quedado atrás”, indicó el también profesor universitario en la Escuela de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas (FACES) de la Universidad de Central de Venezuela (UCV).
Una razón migratoria
El especialista manifestó que, en el caso venezolano, también posee una “razón migratoria” en donde provoca que la gente se replantee el tener un niño, porque “llevarlo es un gran esfuerzo”.
“Un niño que migra con sus padres se enfrenta a una serie de condiciones que no son las más propias. Muchos jóvenes ven eso, y tal vez no lo expresan como los hacen sentir, pero lo están viendo”, expresó.
Mujeres crecieron de manera multicultural
Otro de los factores de este cambio demográfico, al menos en el área de salud mental, es que las mujeres han crecido de manera multicultural y desean sentirse estables a la hora de poder tener un hijo.
“Una mujer empoderada ha madurado, reflexionado y sabe lo que quiere. Está concretamente dispuesta a asumir lo que significa la maternidad a largo plazo, siempre y cuando esté estable en varios aspectos de la vida”, aseguró Osorio Álvarez.
Continuó con que las mujeres han visto y vivido muchas cosas, por lo que ahora quieren también gozar y disfrutar antes de asumir la responsabilidad de tener un niño.
“Estas nuevas mujeres jóvenes entienden que si quieren y desean aspirar a tener unas mejores condiciones de vida, no solo material sino emocional, tienen que hacer grandes esfuerzos de carácter formativo”, comentó.
Violencia de género y salud mental
El sociólogo enfatizó que muchas mujeres también postergan (o que deciden no tener hijos) porque piensan en otras situaciones, como violencia de género y no depender de la pareja.
Planteó que las mujeres que han sufrido, o sufren de maltrato, han analizado su situación y, como respuesta, toman la decisión de no tener hijos porque podría ser perjudicial para el menor de edad y para ella.
“Ellas dicen: Espérate, para yo calarme a este tipo, o volver a tener a una persona sin responsabilidad afectiva, prefiero no tener nada”, recalcó.
Añadió que en el caso de quienes ya tuvieron hijos, las mujeres deciden protegerse con métodos anticonceptivos.
Romper modelo de la familia ‘matricentrada’
Osorio Álvarez, que también posee un postdoctorado y doctorado en Ciencias Sociales de la UCV, expuso que otra variable a considerar en este tema es como se visualiza a la familia venezolana, que es “matricentrada”, que es modelo de organización familiar donde, con la virtual ausencia del padre, la madre acapara el mundo emocional del individuo.
“Las jóvenes ven como se fue acabando su madre con este modelo. Esa es la vida que están viendo y eso provoca que reflexionen. Ellas lo están haciendo, que no lo compartan con nadie es otro tema”, advirtió.
Añadió que, de manera colectiva, determinaron no sufrir esos dolores que han visto sufrir a su mamá, su abuela, sus tías o sus hermanas.
¿Podría prevalecer una sociedad envejecida?
Estudios indican que cuan menor sea la tasa de natalidad y mayor la esperanza de vida, la población podrá envejecer, lo que podrá causar que la sociedad pueda enfrentar problemas de sostenibilidad debido a que no hay suficientes jóvenes para reemplazarlos.
“Si esto sucede, nos vamos a encontrar con unos problemas que van a ser más de carácter político, en donde exista la pérdida de la nacionalidad”, informó el experto.
¿Cómo se soluciona el problema?
En respuesta a la disminución de las cifras de natalidad, algunos países han comenzado a poner en práctica algunas soluciones, pero el sociólogo consideró que esto podría ayudar, pero todo dependerá de factores sociales y culturales.
“Cuando los muchachos quieran tener hijos, van a tener hijos y punto, no hay nada que los vaya a parar”, argumentó siguiendo la línea del pensamiento del intelectual Thomas Malthus.
Por último, es de aclarar que el descenso de la tasa de fecundidad no se limita a un país en específico, sino que es uno global que afecta desde países desarrollados hasta los que están en desarrollo. Es por eso que actualmente muchos políticos se encuentran buscando maneras de incentivar la creación de familia tradicional.