Ahí el Agora: De íntimo a mal consejero
Sin embargo, también existe la antítesis respecto al consejo dado
Opinión.- Los éxitos, normalmente, se vinculan a los buenos consejos que recibió el que obtiene la victoria. La biblia tiene los consejos como enseñanza piramidal, la palabra de Dios coloca en la palestra todas aquellas advertencias que te evitará tropezar y dañar un proyecto o destino.
Existen los consejos buenos que te ayudarán a avanzar, a tomar correctamente las decisiones de vida o en cualquier carrera ministerial, laboral, empresarial, de hogar, estudiantil. Estos consejos bondadosos son los que atraerán la prosperidad después de una guerra, después de vicisitudes, te darán refrigerios al alma porque son consejos buenos.
Sin embargo, también existe la antítesis respecto al consejo dado. Así como hay los buenos que te hacen prosperar, también existen los consejos malos que pueden hacer perder batallas o guerras y trastornar la vida misma. La palabra de Dios registra las dos caras de la moneda, buenos y malos consejos. Con la salvedad de que los malos aconsejan con un corazón herido y muy probablemente lleno de maldad y mucha venganza.
El rey David tuvo el privilegio de tener como su mano derecha, como su íntimo, su escudero y su consejero brillante que le daba las referencias y directrices, los asesoramientos a Ahitofel eran tan extraordinarios y eficaces para David, que este sabio se ganaba el favor no solamente del rey, sino el aprecio de los hombres; es decir, de la sociedad y los directivos de ese reinado davídico.
Pero un día surgen diatribas propias de un reinado en donde la división, las murmuraciones toman delantera en el seno del palacio que gobernaba David. Y como las tinieblas no pierden tiempo para aprovecharse de las aguas turbias, pudo penetrar y taladrar el corazón de aquel hombre íntimo, de altísima confianza y consejero llamado Ahitofel.
Ahitofel fue surcado y delineado por el enemigo y, viéndose alcanzado por estas corrientes y camino lleno de lodos, su corazón, que no estaba sano sino herido desde hacía tiempo, desde que David tomó, de mala manera para ser su mujer, a la nieta del consejero, a Betsabé, esposa de Urías, lo que nos dice a nosotros ( indica una de las escuelas de pensamiento ) que un rencor añejo para ir en contra del rey, le ganó ventajas al sabio Ahitofel.
Cuando David recibe la noticia de que aquel hombre que un día fue su íntimo, su asesor estrella, su consejero de lujo, conspiraba contra él mismo; el rey David oró a Dios y le dijo: “Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel”. (2 de Samuel 15:31). Y gracias a esa oración, Dios levantó a otro hombre (Husai el Arquita, un mejor consejero) que estaba cerca de David, amigo del rey, para ser el instrumento de victoria para el gobierno gerenciado por el pastor, poeta, estadista, economista y guerrero David.
Son muchos los ‘Ahitofeles’ que merodean el hogar, la familia, los trabajos, en el gobierno, en la universidad y en la misma iglesia. Esto se traduce en chisme, envidia, rencores, falta de perdón, codicia, inmoralidades, cizañas, violencia a las leyes, daños a las instituciones.
Pero cada vez que se levante un Ahitofel espiritual o carnal, levanta tu voz y pide a Dios que todos los consejos malvados, las murmuraciones, malos asesoramientos o asesoramientos disfrazados con bondad, sean entorpecidos por su poder. Que aparezca un Husai el Arquita para que sea el instrumento de bendición o el mejor asesor para tí, que sí los hay.
A nuestras hijas, a los hijos se les aparecen malos consejos en la vía, en los colegios, en las fiestas, en las mismas comunidades; es probable que ese Ahitofel aparezca en una visita que te hagan. Aun dentro de la más altas esferas. Es allí el cuidado que se debe tener y estar atento a todos esos consejos malvados para combatirlos y desecharlos, estar pendiente de esas personas que tienen un corazón herido y, por estar en esa condición, pueden actuar con peligrosos resentimientos. Entonces, ¿qué hacer? Sencillo, orar a Dios en el nombre de Jesús para que cambien las cosas para mejor.
¡Sí se puede amigo lector (a), es por aquí la plaza pública comunicacional!
Otrosí o nota: Nunca será bueno aconsejar látigo, sanciones o tropiezo económico para nuestra misma nación. Estamos orando para entorpecer esa maldad.
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Lister Monteverde
