en ese sector y fiel devota de la fe cristiana, religión que la impulsa a seguir adelante en su férrea lucha en lograr el bienestar para el prójimo. Solo cursó hasta tercer año de bachillerato, pues abandonó los estudios por falta de recursos. Tiene una hija y tres nietos. Se trata de Belkis Sequera, que desde siempre ha tendido la mano a quien lo ha necesitado.
“Me sale del alma”
Esta dama cuenta con 70 años de edad. Ha pertenecido a las juntas de vecinos (hoy Consejos Comunales), con los que a lo largo del tiempo ha logrado, entre otros, viviendas, asfaltado, pozos de agua, cancha y la capilla con la que hoy cuenta el sector donde reside.
“Me preocupa que la gente viva mal, en especial los niños, más aun en estos tiempos donde hay tantas enfermedades. Por eso, siempre trato de buscar una solución a los problemas de mi comunidad”, dice.
No vendía casi nada
Hace unos 40 años, Belkis trabajaba en la empresa Proagro, ubicada en el mismo sector donde vive. Allí permaneció por espacio de un año, pero renunció. Luego (junto a una hermana ya fallecida) atendía un kiosco frente a esa misma planta avícola, donde vendían desayunos y almuerzos,
“pero también lo abandoné, porque no vendía casi nada”. Actualmente lo atiende una de sus sobrinas.
En medio de la acción
Esta cristiana nunca ha dejado de apoyar a quien lo necesite. Al momento de realizar esta entrevista, Belkis se disponía a solicitar en la Alcaldía local una ayuda relativa al arreglo de un tramo de aguas servidas en su sector. También solicitaba la poda de un árbol de mangos que daña las tejas de la casa parroquial.
“Los muchachos se suben y dañan todo el techo; estoy segura que el Alcalde José Alí Soto me ayudará a solucionar estos problemas”, señaló. Con la fe por delante
Su devoción hacia la religión católica no es nueva. Cuenta que una tía suya le inculcó la fe desde pequeña, pues de manera puntual la llevaba a la iglesia. Y es debido a esa misma fe que aprendió a rezar el rosario (o las décimas, como ella dice).
“Pero me costó bastante aprenderlo, hasta que le pedí a Dios que me ayudara… y lo hizo. Ahora lo rezo tanto para mí, como para quien lo necesite”.Ayuda incondicional
Actualmente, Belkis ayuda al padre local en las actividades de la iglesia La Divina Misericordia, donde corta las matas y realiza labores de aseo, todo impulsada por su férrea devoción hacia lo espiritual. Es fiel devota de Jesús de la Divina Misericordia, a quien venera a través de una imagen obsequiada por el presbítero Rudy Rajk, pues asegura que ha realizado muchos milagros, en especial a las mujeres que no han podido salir embarazadas, y ha sanado muchos enfermos.
“Debemos acercarnos a la Iglesia, buscar a Dios. Sin Él no somos nada… es quien nos da la fortaleza para seguir adelante”, aconsejó.
