Tras simular las explosiones de estrellas tempranas con masas que van desde 13 a 200 soles, se descubrió que estos eventos contribuyeron significativamente al proceso de producción de agua. Según los investigadores, el oxígeno liberado al espacio aceleró la formación de moléculas de agua en las nubes que dejó el estallido, luego de combinarse con el hidrógeno que se hallaba allí.
Se estima que estas nubes moleculares contenían entre 10 y 30 veces más agua de la que se observa flotando actualmente en la Vía Láctea. Además de revelar que el agua estaba presente en el universo entre 100 y 200 millones de años después del Big Bang, los científicos creen que este líquido posiblemente fue un componente importante de las primeras galaxias.
Del mismo modo, sostienen que, si bien el agua se originó desde el principio, la ionización pudo haber influido en su desaparición, lo que dio lugar a un período seco antes de que generaciones posteriores de estrellas produjeran los niveles de este líquido que se ven hasta hoy.