Cultura.- Cada 24 de noviembre, los estadounidenses celebran el Día de Acción de Gracias, una fecha tan importante como la Navidad, en la que las empresas y negocios interrumpen sus actividades, y se congregan familia y amigos para agradecer por todo lo recibido.
Una de las formas más bonitas de reunirse es sentados en la mesa, para compartir el platillo principal que preparan para la cena de ese día: un pavo grande relleno asado al horno, bañado en salsa de arándanos rojos (frutos de ese país), puré de papa, y salsa gravy (esto es el jugo de la cocción del ave sazonado con especias).
Según reseñan los historiadores en portales web, el origen de este día (feriado) en EE. UU. se remonta a 1621 en Plymouth, Massachusetts, cuando los peregrinos que partieron hacia el Nuevo Mundo celebraron las cosechas cultivadas un año antes, gracias a quienes les enseñaron a cultivar, cazar y pescar: los indios Wampanoag.
Es de recordar que, durante el primer invierno fallecieron la mitad de los peregrinos y, al dar cuenta éstos de la abundante cosecha decidieron celebrar la buena nueva y lo que daría origen al Día de Acción de Gracias en la historia de la Unión Americana (“El American Thanksgiving” en su idioma).
Tres siglos después, en 1941, fue cuando el Día de Acción de Gracias fue declarado una festividad nacional de EE.UU. por el entonces presidente Franklin D. Roosevelt, quien firmó el decreto con el objetivo de retrasar las vacaciones una semana para que los estadounidenses tuvieran más tiempo de realizar sus compras navideñas y, con ello, estimular la economía del país.
A su vez, esta fecha marca una suerte de inicio de las fiestas decembrinas en la nación del Tío Sam.
