Internacional
¿Incubadoras a bajo costo? Conoce el invento del español Pablo Sánchez que ha salvado a muchos bebés
Un modelo de código libre -que otros fabricantes pueden replicar- con un coste asequible es una herramienta ideal para los hospitales con pocos recursos
15 de marzo de 2025
Internacional.- El ingeniero español, natural de Pamplona, Pablo Sánchez Bergasa, ganador del premio Princesa de Girona Social 2025, es un "soñador en grande" que, a través de la ONG Medicina Abierta al Mundo, distribuye una incubadora asequible, pensada para hospitales de países en vías de desarrollo, que salva vidas de neonatos prematuros.

"De esa forma simbólica soy un poco un padre adoptivo de muchos bebés que están naciendo", celebra, emocionado, en una entrevista con EFE.


El director y fundador de la organización, nacido en Navarra en 1993, tiene una larga experiencia en el mundo asociativo, con numerosos voluntariados en su currículum, y en 2017 se incorporó al equipo que estaba diseñando una incubadora de código abierto.

"Al final, se fue desvinculando la gente que estaba y me acabé quedando solo", recuerda, por lo que tomó las riendas de la iniciativa y contactó con empresas y centros educativos para fabricar los aparatos.

Según explica Sánchez, la incubadora In3ator es "muy sencillita" y cuesta 350 euros, lejos de los 35.000 que puede valer un modelo comercial, y tiene conexión a internet, lo que permite monitorear el estado de salud de los recién nacidos y asegurar que la máquina funciona correctamente.

El ritmo actual de fabricación es de 70 ejemplares por año y se han distribuido 200 en más de 30 países.

"Ahora mismo, el problema es que un millón y medio de bebés mueren al año por no tener una incubadora", advierte.

Así, un modelo de código libre -que otros fabricantes pueden replicar- con un coste asequible es una herramienta ideal para los hospitales con pocos recursos, sobre todo en países en vías de desarrollo.

"Hemos visto un impacto muy grande", se congratula Sánchez, y explica que, incluso en bebés de 500 gramos, "el límite entre la vida y la muerte", ha habido casos de éxito.

Precisamente, Sánchez relata el caso de un niño prematuro que nació con este peso, en Camerún.

"Lo iban a descartar", rememora, pero el equipo médico que lo cuidaba decidió ponerlo en una incubadora In3ator, a pesar de las pocas esperanzas de supervivencia que había.

Con el paso del tiempo y gracias a la máquina, el bebé logró recuperarse y crecer: "Ni me daba a mí la imaginación para soñar algo tan grande", sonríe el ingeniero.

Tras este éxito, decidió llevar más incubadoras al hospital que atendió al prematuro, que solo tenía uno de estos aparatos, y pudo conocer al pequeño y a su madre.

Para Sánchez, recibir el premio Princesa de Girona, a principios de febrero, supuso el "empujón" necesario para dejar su trabajo y dedicarse "a tiempo completo" a la ONG.

"No sé cómo va a ser sostenible esto, pero he cogido mis ahorros y hasta que la cuenta llegue a cero", reconoce.

Sueña en dar con la estrategia para llegar al millón y medio de neonatos que necesitan una incubadora.

En este salto "al vacío", el ingeniero navarro agradece a sus referentes, como sus amigos o profesores, que le hayan transmitido la idea de que todo el mundo "está llamado a algo grande".

"Eso grande está en atender a lo que tu corazón te llama", reflexiona, "en ver qué es lo bueno que puedes hacer y jugártela por intentar conseguirlo".

Para el futuro más inmediato, Sánchez prepara una gala para recabar apoyos al proyecto y reunir a su familia y amistades, a quienes quiere agradecer "todo lo que han depositado" en él.

Aunque no le gusta hacer pronósticos a largo plazo, el activista lanza los dados: "Ojalá que, dentro de diez años, tengamos un equipo de gente que pueda dedicarse a esto y a otros problemas del mundo". 
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VÍA NT
FUENTE EFE