"Miggy" consiguió el hit en su juego número dos mil 600, con un promedio de casi 190 hits por 162 juegos en el transcurso de su carrera de 20 temporadas.

Con este imparable al jardín derecho frente a los Rockies de Colorado, el venezolano se convirtió en el pelotero número 33 en alcanzar esta marca, y el primero en lograrlo vistiendo el uniforme de los Detroit Tigers desde Ty Cobb y Al Kaline.

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La escena en Comerica Park fue de júbilo absoluto: 37,566 aficionados se pusieron de pie para ovacionar a su ídolo, mientras Cabrera saludaba emocionado a su familia detrás del plato. El momento fue tan significativo que el propio Cabrera, visiblemente conmovido, expresó: “Muchas memorias. Cuando llegué a Detroit, siempre teníamos 35 mil o 40 mil personas cada noche. Ver a los fanáticos regresar al estadio así fue muy emotivo”.

El criollo, para el momento del batazo, levantó inmediatamente su brazo derecho mientras se dirigía a la primera base. El público del Comerica Park lo ovacionó y se dispararon fuegos artificiales en el marcador.

Para entonces, todos los jugadores de los Tigres estaban saliendo de la caseta para felicitar al miembro más reciente de la élite del club de los 3 mil imparables de las mayores. Momentos después, Cabrera fue detrás de home para abrazar a su madre, a su esposa, hijo e hija en el campo.

Pero el día de Cabrera no terminó ahí, ya que en la sexta entrada, conectó el 3,001, un rodado por el medio del cuadro que el campocorto de Colorado José Iglesias no pudo atrapar y que trajo dos carreras al plato, para ampliar la ventaja de su equipo en ese momento a 8-0.

Chris Young, actual presidente de operaciones de béisbol de los Texas Rangers,recuerda claramente ese sorpresivo y pequeño sencillo de Cabrera 16 años después.

"Cada vez que Miggy se paraba en el plato, te preocupabas porque no te conectara un jonrón", le dijo Young a Kennedi Landry de MLB.com. "Sabías del poder nato que tenía. El talento era fenomenal. Podía cambiar el curso del juego con un swing".

Con este logro, Cabrera se unió a un selecto grupo de jugadores que han alcanzado tanto los 3,000 hits como los 500 jonrones, entre ellos Hank Aaron y Albert Pujols. Su legado trasciende las estadísticas; es un símbolo de constancia, talento y pasión por el juego. A tres años de aquel histórico día, el béisbol sigue celebrando la grandeza de “Miggy”, un verdadero embajador del deporte latinoamericano.