Economía
Alza del combustible amenaza estabilidad social en varias regiones del mundo
Los aumentos de precios están en todas partes
3 de julio de 2022
Economía.- “No es suficiente”. Ese fue el mensaje que los líderes de las protestas en Ecuador le dieron al presidente del país la semana pasada, luego de que anunció que bajaría el precio de la gasolina regular y el diésel en 10 centavos debido a las protestas masivas por el aumento de los precios del combustible y los alimentos.

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La furia y el miedo generado por los precios de la energía que se han disparado en Ecuador es un fenómeno que se experimenta en todo el mundo. 

En Estados Unidos, los precios promedio de la gasolina, que han saltado al nivel de 5 dólares por galón, están agobiando a los consumidores y se han convertido en una difícil encrucijada política para el presidente Biden antes de las elecciones legislativas intermedias que se celebrarán este otoño.

Pero, en muchos lugares, el incremento en los costos del combustible ha sido mucho más dramático y la miseria que eso genera es mucho más crítica.

Las familias se preocupan por cómo mantener encendidas las luces de sus casas, llenar el tanque de gasolina del automóvil, calentar sus hogares y cocinar sus alimentos. Las empresas lidian con el aumento de los costos operativos y de tránsito y con las demandas de aumentos salariales por parte de sus trabajadores.

En Nigeria, los estilistas usan la luz de sus teléfonos celulares para cortar el cabello porque no pueden encontrar combustible a precios asequibles para usar los generadores de gasolina. 

En el Reino Unido, cuesta 125 dólares llenar el tanque de un automóvil familiar promedio. Hungría prohíbe a los automovilistas comprar más de 50 litros de gasolina al día en la mayoría de las estaciones de servicio, reseña The New York Times. 

La invasión de Ucrania por parte de Rusia, el mayor exportador de petróleo y gas para los mercados mundiales, y las sanciones de represalia que siguieron han provocado que los precios del gas y el petróleo se disparen con una ferocidad asombrosa. Esta calamidad se suma a dos años de agitación causada por la pandemia de COVID-19, los cierres intermitentes y problemas en la cadena de suministro.

El aumento en los precios de la energía fue una de las principales razones por las que el Banco Mundial revisó su pronóstico económico el mes pasado y estimó que el crecimiento global se desacelerará aún más de lo esperado, ubicándose en 2,9 por ciento este año, aproximadamente la mitad de lo que fue en 2021. El presidente del banco, David Malpass, advirtió que “para muchos países, será difícil evitar la recesión”.

Como suele ocurrir con las crisis, los más pobres y vulnerables sufrirán los efectos más duros. La Agencia Internacional de Energía advirtió el mes pasado que los precios más altos de la energía han significado que 90 millones de personas adicionales en Asia y África no tengan acceso a la electricidad.

La energía costosa contribuye a los altos precios de los alimentos, reduce el nivel de vida y expone a millones de personas al hambre. 

El aumento de los costos de transporte incrementa el precio de cada artículo que se transporta, envía o vuela, ya sea un zapato, un teléfono celular, una pelota de fútbol o un medicamento recetado.

La espiral vertiginosa de los precios del gas y el petróleo ha estimulado una mayor inversión en fuentes de energía renovables como la eólica, la solar y el hidrógeno de bajas emisiones. Pero si la energía limpia está recibiendo un impulso de inversión, también lo están haciendo los combustibles fósiles.

El mes pasado, el primer ministro chino, Li Keqiang, pidió una mayor producción de carbón para evitar cortes de energía durante una ola de calor abrasador que afecta las regiones del norte y el centro del país, por lo que se prevé que haya un aumento en la demanda de aire acondicionado.

Mientras tanto, en Alemania, las plantas de carbón que estaban programadas para su retiro están siendo reactivadas para desviar el gas hacia los suministros de almacenamiento para el invierno.

Los aumentos de precios están en todas partes. Hay pocas esperanzas de que esta situación mejore en el futuro próximo. “Seguiremos viendo precios de energía altos y volátiles en los próximos años”, dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía.

Según Birol, el único escenario en el que bajarían los precios del combustible sería con una recesión mundial.
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VÍA Paola Brett
FUENTE Editoría de Notitarde