En esos aposentos, situadas en dos pisos del ala izquierda del palacio, la reina de origen austriaco se rodeará de sus hijos, sus cortesanas y probablemente de su presunto amante, el conde sueco Axel de Fersen.
En esos aposentos, situadas en dos pisos del ala izquierda del palacio, la reina de origen austriaco se rodeará de sus hijos, sus cortesanas y probablemente de su presunto amante, el conde sueco Axel de Fersen.
Todo indica que la reina «alojó» a Axel de Fersen en el segundo piso, en las habitaciones denominadas «de servicio», a partir de la correspondencia secreta entre ambos descubierta recientemente en los Archivos Nacionales franceses.
La restauración de todos estos espacios «proporciona una nueva comprensión de la historia con esa paradoja entre vida pública y vida privada, etiqueta e intimidad, un condensado de historia extraordinaria en apenas unos metros cuadrados», explicó a la AFP Catherine Pégard, presidenta del palacio y del dominio de Versalles.
Destaca la recuperación de los tejidos en seda con los colores que se presumen originales de la época, como el lila con motivos dorados, la recuperación de un papel pintado en el que aparece representada una gran piña, un fruto que María Antonieta adoraba.
También han sido restauradas la biblioteca privada y la sala de billar.
En total, son unos 100 metros cuadrados.
Sometida a una estricta etiqueta y a ceremonias públicas a lo largo de toda la jornada, María Antonieta podía retirarse a estas habitaciones a través de una discreta puerta falsa situada en el Gran Apartamento, donde recibía a la corte.
«Es a través de esa puerta que la reina escapa a la cólera de los revolucionarios el 6 de octubre de 1789», explica Pégard.
La turba obliga a la familia real a trasladarse a París. María Antonieta «no volverá nunca más a Versalles», añade la experta.