Lyle y Erik Menendez, habría llamado el 20 de agosto de 1989 a la policía por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menendez (que en la serie son interpretados por Javier Bardem y Chloë Sevigny), la pareja fue encontrada en su casa en Beverly Hills y presentaban 15 heridas de bala.

Principalmente se pensaba que los padres de los hermanos habían sido atacada por algún extraño que quería robarles o que incluso podría tratarse de alguna venganza o ajuste de cuentas, debido a que se rumoraba que José Menendez tenía nexos con el crimen organizado, sin embargo no se encontró nada que confirmara estas teorías.

Tiempo después de los sucedido, los hermanos Menendez comenzaron a gastar la fortuna de sus padres de forma descontrolada, comprando coches de lujo, pagando vacaciones exóticas y en relojes caros. La policía comenzó a pensar que no se comportaban como víctimas o como personas que estuvieran pasando por un duelo.

La investigaciones apuntaban a que Lyle y Erik, habían sido los asesinos y quienes le dispararon a sus padres en su casa, para después llamar a las autoridades y desviar la atención de ellos. 

Durante el juicio confesaron el crimen, que justificaron afirmando que durante años sufrieron abusos físicos, psicológicos y sexuales por parte de su padre, y que su mamá nunca los defendió o hizo algo para ayudarlos.  Pero por su conducta después del crimen, se propuso la teoría de que los hermanos habían cometido el asesinato para quedarse con la herencia millonaria de sus padres, y por eso comenzaron a gastarla tan pronto como tuvieron control de ese dinero. 

De acuerdo con el periódico Los Angeles Times, la herencia de los hermanos Menendez en los años 80 era de 14.5 millones de dólares (proveniente de acciones y de las propiedades de la familia), pero después del escándalo y de ser llevados a juicio y condenado por asesinato, esa herencia comenzó a desaparecer rápidamente y llegó al punto en el que no quedó casi nada de ella.

Para el año 1994,  LA Times reportó que “el patrimonio de la familia Menendez, valorado inicialmente en 14,5 millones de dólares (que en el 2024 serían alrededor de $42,568,164.72), ha sido prácticamente destruido en su totalidad, según registros sucesorios recientemente revelados que explican cómo se perdieron esos millones en impuestos, honorarios legales, valoraciones inmobiliarias infladas e incluso mal karma”.

Según el sitio, para principios de los 90, alrededor de 10.8 millones de dólares se fueron en impuestos y en las cuotas de los abogados que defendieron a los hermanos durante el juicio, además de que los Menendez acumularon deudas que se fueron haciendo más y más grandes debido a los intereses.

Durante el juicio, se dijo que los hermanos asesinaron a sus padres simplemente porque querían dinero, pero, según el documento del que habla el Times, los hermanos Menendez realmente no habrían recibido nada, o casi nada, después del juicio (o más bien de los juicios, porque cada hermano tuvo uno separado), incluso en caso de que hubieran decidido absolverlos.