La hoy considerada “jefa del trap latino” proviene de un origen humilde en un pueblo de 12 mil habitantes llamado Fraile Pintado, anclado en el partido de Ledesma, provincia de Jujuy, a unos 1,540 kilómetros del icónico Obelisco de Buenos Aires.
Su papá, un camionero aficionado al folclore, la rodeó de música cuando era niña; pero la que parecía destinada al escenario era su hermana Florencia, quien posee el talento del oído absoluto y era muy buena en voz e instrumentos. A Julieta Emilia Cazzuchellie le costaba más aprender, pero no le faltaron las ganas y lo logró. De hecho formó parte de una banda de cumbia y también exploró el género rock.
Originalmente lucía el cabello castaño, pero adoptó el negro azabache como parte de su identidad artística entre 2017 y 2018 También tiene alrededor de 60 tatuajes.
Otro aspecto fue que mantuvo una relación sentimental con el cantante puertorriqueño bad Bunny estudió diseño gráfico en Buenos Aires antes de dedicarse por completo a la música es reconocida por su activismo en favor de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT.
Desde niña tuvo claro que quería hacer dinero. Siempre fue "la capitalista del hogar", confesó en una entrevista. Su primer negocio fue vender en la plaza del pueblo, en compañía de una amiga, los "panchos" (hot dogs argentinos) que preparaban sus mamás. Cuando alguien de la municipalidad intentó correrlas de su punto de ventas, la pequeña Julieta fue a buscar al intendente para solicitar respaldo y continuar con su negocio. A los 12 años se cortó el pelo a espaldas de su mamá y lo vendió para comprarse una pista de Hot Wheels. Después vendió bisutería que armaba ella misma, en la pollería de su madre.
Antes de convertirse en madre, decía que su relación más importante sería con la música, sin embargo con la llegada de su hija Inti, eso cambió. Ahora la famosa está feliz de descubrir cada día nuevos aspectos de su hija y poder disfrutarla, pero dejó en claro que cada quien vive un proceso diferente para ser madre.