Nicole Kidman corona una lista en la que no pueden faltar sorpresas españolas como la elegante 'Cristóbal Balenciaga' o la juvenil "Red Flags"
Espectáculos.- La pantalla grande ha estado cargada de sorpresas. El primer fenómeno de audiencia del año fue Engaños, un thriller abominable de Netflix. ¿Era una señal de que estábamos ante una mala cosecha? Sufrimos el nuevo Zorro, fallaron valores seguros como The Bear o Disclaimer, la propuesta televisiva de los oscarizadísimos Alfonso Cuarón y Cate Blanchett. Por suerte, como es tradición, llegaron sorpresas.
Sopa de castañas del libro 'Sopas'
Antes de bailar en La pareja perfecta, fast-food de Netflix, Nicole Kidman presentó una propuesta de calidad de aquellas que produce no solo para generar puestos de trabajo sino por su inquietud creativa. Después de Phoebe Waller-Bridge y Michaela Coel, llegó un nuevo autor televisivo del Reino Unido con una valentía kamikaze.
Y en un terreno tan fértil como el adolescente, donde en los últimos años hemos tenido obras tan estimulantes y dispares como la americana Euphoria y la sueca Jóvenes altezas, hemos encontrado una propuesta española que ha sabido tomar el pulso a los jóvenes. No nos faltó buena televisión como demuestran estas 10 series, las mejores en opinión de un servidor.
Mi reno de peluche
Si el año nos ha dejado un nombre propio del que acordarnos, como en otras ocasiones fueron Phoebe Waller-Bridge (Fleabag) o Michaela Coel (Podría destruirte), este es el de Richard Gadd. Mi reno de peluche, inspirada en el acoso que sufrió por parte de una mujer con problemas de salud mental y las agresiones sexuales sufridas en manos de otro hombre, es una historia valiente sobre las contrariedades del individuo y su progresivo derrumbe mental.
Lo estimulante no es que hable desde el yo sino la capacidad que tiene de mancharse a sí mismo, de culpabilizarse y, de paso, desestabilizar el visionado del espectador, al que se pone contra las cuerdas.
Solo asesinatos en el edificio
La comedia de Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez desafía las expectativas del sector: demuestra que se puede producir una temporada cada año y, además, mantener o incluso aumentar su calidad (lo que no podemos decir, por ejemplo, de The Bear). El edificio Arconia, en el que hay más asesinatos que reuniones de vecinos, está en estado de gracia. ¿Quién puede no divertirse con una serie que pone a Melissa McCarthy y Meryl Streep a pelearse físicamente solo porque pueden permitírselo?
Como agua para chocolate
No es habitual comenzar una serie y sentir en los primeros minutos que estás ante algo especial. Tita de la Garza, con su nacimiento entre cebollas sobre la mesa de la cocina y un mar de sal en el suelo, provocó ese efecto. Si ella tiene el don de transmitir sentimientos a través de los platillos, el guionista Curro Royo y el equipo técnico saben transmitir la magia, comprensión y belleza con cada detalle de la adaptación de la novela de Laura Esquivel.
Diego Rey es Toni, un chico que no sabe cómo procesar una experiencia sexual.
Cuatro jóvenes encuentran en un chat una vía de escape para expresarse libremente y apoyarse los unos a los otros. Nando López, desde la sinceridad y la naturalidad, se dedica a abrir melones en Red Flags: deshumanización en el sexo adolescente, gordofobia, toxicidad en redes sociales, racismo, consentimiento. Qué sensibilidad y qué capacidad de generar conversación, desbloquear vivencias y retratar las dinámicas juveniles.
El conflicto llevado en silencio por Toni (Diego Rey), desinhibido y marcado por los roles marcados del porno gay y de las aplicaciones de sexo, es uno de los highlights de 2024.
Industry
La tercera temporada de Industry se vendió como la serie para quienes echan de menos Succession. El problema es que es un titular engañoso porque esta serie es mejor. Es un eléctrico y electrónico retrato de las promesas del sector financiero de Londres que, en estos capítulos, se arriesgó elevando el drama y unos giros de culebrón. El premio al diálogo más corrosivo se lo llevan Yasmin y Harper, por supuesto. ¿Y quizá se les va de las manos? Puede ser. Pero la osadía y la poca vergüenza de Mickey Down y Konrad Kay te obliga a aplaudir esta deriva dramática.
Pachinko
En la segunda temporada, se adentró en la miseria vivida por las clases vulnerables en Japón durante la Segunda Guerra Mundial. También continuó explorando el trauma de ser inmigrante de tercera generación y ser visto todavía como un ciudadano de segunda. Pachinko de Soo Hugh todavía es un milagro: delicadeza y poesía en cada minuto de metraje. No renuncia a su condición especial de híbrido entre dos sensibilidades de dos continentes distintos en un año donde es imposible no mencionar también Shogun.
Mary & George
Mary Villiers educó a su hijo George para que sedujera al rey Jacobo I y así entrar en la corte. Con Julianne Moore como la madre maquiavélica, el guionista D.C. Moore escribió la serie más morbosa y sucia de 2024: un estudio sobre la búsqueda de poder, la prostitución como arma y de la perversión del poder absoluto. Nicholas Galitzine, un descubrimiento como representación del atractivo en una serie histórica que te transporta al siglo XVII.
Cristóbal Balenciaga
Coco Chanel explica en Cristóbal Balenciaga que lo que caracteriza al modisto es su forma de dominar las telas, de entender y elevar el cuerpo de las mujeres. Esta mentalidad es la que invade el espíritu detrás de las cámaras: elegante, siempre en control al diseccionar la creatividad y el carácter del vasco, prudente al ser homosexual en los tiempos incorrectos. Aitor Arregi, Jon Garaño, José Mari Goenaga y Lourdes Iglesias diseñan una obra sin una arruga.
Somebody Somewhere
Esta comedia dramática muestra unos Estados Unidos sin apenas aceras, de casas sencillas y terrenos descuidados, donde la población tiene una dieta horrible y en los que encontrar un pastor de confianza es primordial. Al principio de la serie, Sam estaba sola en su ciudad natal tras la muerte de su hermana. Se sentía desconectada de su familia y del resto de habitantes. Pero, al encontrar a Joel, las vidas de ambos adquirieron color al descubrir hasta qué punto necesitaban su mutua compañía.
Somebody Somewhere, hecha a medida de una expansiva Bridget Everett, es un canto a la amistad y a cuidar aquellas personas que te cuidan, y al esfuerzo que requieren las relaciones familiares, y a las renuncias que debemos asumir para seguir, y al deber de encontrar, crear y valorar los instantes de belleza, de felicidad y de diversión de nuestras vidas. Es una reivindicación emotiva y optimista de la gente normal que, ahora que se ha despedido tras la tercera temporada, se puede definir como la serie perfecta.
Expatriadas
Nicole Kidman es una diseñadora de jardines en Hong Kong, una ciudad vertical. Su desasosiego, sin embargo, se debe a la desaparición de su hijo menor. El psicólogo le aconseja que rehaga su vida pero ella es incapaz de pasar página. ¿Cómo puedes respirar cuando no sabes dónde está tu hijo de tres años o si te llamarán que han encontrado su cadáver?
La cineasta Lulu Wang narra el limbo existencial de tres mujeres, con Sarayu Blue y Ji-young Yoo completando el trío de expatriadas perdidas en un país que no es el suyo (y que se contextualiza con pinceladas de fondo). Es una serie que explora la psicología del ser humano en la incertidumbre. Cuánta belleza y cuánto drama. El poso emocional del desenlace obliga a situar la serie en lo más alto.