Francisco también quiso mostrar su "aprecio y gratitud a la población local y las instituciones por la solidaridad y la acogida de nuestros hermanos y hermanas ", antes de lanzar un llamamiento.
"Renuevo a todos mi llamamiento para que no se repitan tragedias similares, que los traficantes de seres humanos sean detenidos, no sigan disponiendo de las vidas de tantos inocentes", enfatizó.
Y mostró su deseo de que "los viajes de la esperanza no se transformen nunca más en el viajes de la muerte, que las límpidas aguas del Mediterráneo no sean nunca más ensangrentadas por estos dramáticos incidentes".
"Que el Señor nos de la fuerza de comprender y de llorar", concluyó, antes de permanecer unos instantes en silencio en un sentido homenaje a las víctimas del naufragio, del que por ahora se han recuperado 70 víctimas mortales, 16 de ellas niños.
Hasta el momento se han identificado 56 de los 70 cuerpos encontrados, en su mayoría de agfanos, iraníes, pakistaníes y sirios, mientras se busca a entre 27 y 47 desaparecidos, por lo que se teme que la cifra final de muertos supere el centenar mientas 81 personas fueron rescatadas con vida.
El naufragio, investigado por la Fiscalía, se produjo en la madrugada del pasado domingo cuando la barcaza de madera en la que habían zarpado desde Turquía unos 180 migrantes, según los supervivientes, se hundió frente a las costas calabresas, en un mar muy embravecido.
Uno de los aspectos de la investigación se centra en la actividad de los cuerpos de seguridad en las horas previas al naufragio, ya que, a pesar de tener conocimiento de la existencia de embarcación desde el día anterior, no se consideró una operación de socorro desde el primer momento y pasaron varias horas sin que la barca fuera atendida, según el relato difundido por las fuerzas del orden italianas.
(EFE)