Este nuevo tipo de protestas, organizadas al margen de partidos y sindicatos, son más volátiles e imprevisibles. Se desconoce de momento el número de movilizaciones de este domingo.
La noche del sábado en París hubo 81 detenidos al término de una manifestación en Place d'Italie, lugar escogido en vez de la plaza de la Concordia, donde las autoridades habían prohibido cualquier protesta por los disturbios de noches anteriores.
A ellos se unieron otras decena de arrestados en la propia plaza de la Concordia.
Al final de la marcha, en la que se escucharon eslóganes contra "el autoritarismo" de Macron, hubo quema de contenedores y levantamiento de barricadas. La policía respondió con gas lacrimógeno al lanzamiento de proyectiles por parte de algunos manifestantes.
En Place d'Italie se calcula que se reunieron al menos 4.000 participantes.
En Lyon, fueron 17 los detenidos en una pequeña protesta de entre 400 y 500 personas.
Mientras, la reforma de las pensiones hundió aún más la popularidad en marzo del presidente francés, Emmanuel Macron, y actualmente solo el 28 % de los franceses aprueba su gestión, el nivel más bajo de sus mandatos equiparable al de la crisis de los "Chalecos Amarillos", la revuelta popular que en 2018 le puso contra las cuerdas.
El Ejecutivo no da señales de retroceder. Su número dos, el ministro de Economía Bruno Le Maire, aseguró en una entrevista en Le Parisien que la reforma "entrará en vigor" y avisó de que no "se tolerará" ningún tipo de violencia en las protestas.
El propio Gobierno afronta este lunes, dos mociones de censura presentadas por un grupo de centristas y regionalistas, apoyados por la izquierda, y otra de la ultraderecha.
No obstante, ambas iniciativas tienen pocas posibilidades de prosperar, en caso de que la formación conservadora Los Republicanos (LR) consiga mantener la disciplina de voto que no lograron el día 16 cuando el Ejecutivo, en minoría relativa, se vio abocado a accionar el artículo 49.3 por la ausencia de una mayoría clara en la Asamblea.
Las huelgas sindicales contra la reforma siguen su curso. Varias refinerías están bloqueadas y los paros en la recogida de basura en París se hacen sentir.
A pesar de que el Gobierno francés impuso la vuelta de algunos trabajadores por razones de salud pública, miles de toneladas de basura se acumulan todavía en las aceras.
El Ayuntamiento de París, que apoya la huelga y no coopera con el Gobierno, calculó que el número de desechos se estabilizó en 10.000 toneladas.