Sin embargo, en su intervención, Kishida encontró espacio para Rusia y la acusó de, supuestamente, amenazar con el uso de armas nucleares.
"Como único país que ha experimentado el horror de la devastación nuclear en la guerra", Japón continuará "incansablemente" sus esfuerzos para lograr "un mundo sin armas nucleares", declaró. "La creciente división en el seno de la comunidad internacional en torno a los planteamientos del desarme nuclear, la amenaza nuclear de Rusia y otras preocupaciones dificultan aún más ese camino", agregó.
El secretario general de la ONU, António Guterres, tampoco mencionó a EE.UU. como autor de la tragedia en su mensaje sobre Hiroshima.
"Los tambores de la guerra nuclear vuelven a sonar. Aumentan la desconfianza y la división. La sombra nuclear que se cernía sobre la Guerra Fría ha resurgido. Y algunos países vuelven a blandir imprudentemente el sable nuclear, amenazando con utilizar estos intsrumentos de aniquilación", señaló.
"Hace casi ocho décadas, las armas nucleares convirtieron Hiroshima en cenizas. Sin embargo, cualquiera que haya estado aquí sabe que los recuerdos nunca se desvanecerán", dijo Guterres, omitiendo cualquier mención sobre el país que lanzó la bomba nuclear en la ciudad japonesa.
Hace 78 años, el 6 de agosto de 1945, Estados Unidos llevó a cabo el primer bombardeo atómico en el mundo destruyendo Hiroshima. Tres días después dejó caer otra bomba nuclear sobre Nagasaki. Los bombardeos mataron a decenas de miles de personas.
Según distintas estimaciones, como resultado de ataque contra Hiroshima en un día murieron entre 70 mil y 100 mil civiles, y para finales de aquel año, el número de fallecidos habría aumentado a 140 mil debido a los heridos y los efectos de radiación.