"Importantes detenciones sin que se produjera ningún disparo. Las recientes acciones de la Policía Federal en Río de Janeiro demuestran que estamos en el camino correcto. El trabajo de inteligencia y la integración con la PRF [la Policía Rodoviaria Federal], la Fuerza Nacional y las Fuerzas Armadas están cercando a las organizaciones criminales. Otros resultados vendrán", celebró el arresto de 'Zinho' el secretario ejecutivo del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Cappelli, en su cuenta de X (anteriormente Twitter).

La detención del líder de la milicia se produjo unos días después de la segunda fase de la operación Dinastía de la Policía Federal de Brasil, durante la cual pretendían capturar a los cabecillas de la organización paramilitar encabezada por 'Zinho', que impone cuotas extorsivas "ilegales a grandes empresas y pequeños comerciantes locales" de la zona sur de la ciudad.

La semana pasada se realizó una operación contra una diputada estatal, Lúcia Helena Pinto de Barros, sospechosa de pertenecer al brazo político de la milicia de 'Zinho'. Como resultado, la legisladora del Partido Social Democrático (PSD) fue destituida de su cargo por tiempo indefinido y se le prohibió "mantener contactos con determinados agentes públicos y políticos".

Los grupos parapoliciales, como el que lidera 'Zinho', están formados por agentes y exagentes corruptos, y han ganado terreno en los últimos años en algunos barrios de Río de Janeiro.

Allí imponen un régimen de terror en el que cometen homicidios y extorsionan a vecinos y comerciantes a través del cobro de "impuestos" por servicios como el transporte, la compra de pipetas de gas o hasta el acceso a internet.

También se han convertido en los distribuidores de drogas ilícitas y armas de fuego, y tienen nexos con la clase política regional y municipal.