Casi dos años después del atentado contra el gasoducto, las sospechas recaen sobre un ucraniano cuyo último paradero se cree era en Polonia. Sin embargo, la Fiscalía General Federal declinó hacer comentarios sobre los detalles de la orden de detención.
Según reportes, otros dos ciudadanos ucranianos, entre ellos una mujer, son sospechosos de haber cometido el delito. Se presume que serían buzos que colocaron artefactos explosivos en las tuberías.
El Gobierno alemán ha enviado la orden de detención a Polonia y está discutiendo el destino del sospechoso al más alto nivel. El último lugar de residencia del buzo, identificado por los medios de comunicación como Vladímir Z., fue Pruszków, al oeste de Varsovia.
De acuerdo al periódico Suddeutsche Zeitung, Polonia no ha tomado ninguna medida para detenerlo y entregarlo a Alemania. El diario señala que ahora el caso "se ha convertido en una cuestión política".
Finalmente los investigadores alemanes creen que en las explosiones del Nord Stream participaron seis personas (cinco hombres y una mujer).