La eutanasia está prohibida en el Reino Unido, por lo que la pareja eligió llevar a cabo el proceso en la clínica de The Last Resort, en Suiza, que ofrece un método nuevo y aún no probado. Christine y Peter quieren morir en una cápsula doble Sarco, que funciona sustituyendo rápidamente el oxígeno por nitrógeno, provocando que la persona muera pacíficamente en 10 minutos. Se espera que el uso de esa cápsula, que se fabrica con una impresora 3D, sea gratuito, mientras que por otros medios de eutanasia las clínicas de muerte asistida cobran más de 13.000 dólares.
Peter indicó que "no quiere que lo cuiden, estar en la cama goteando e incontinente: a eso no lo llamo yo vida", explicando que él y su esposa tuvieron "vidas largas, felices, sanas y plenas", pero que ahora han llegado a la vejez, un periodo que "no te hace las cosas agradables". "La idea de ver la lenta degradación de las capacidades mentales de Chris en paralelo a mi propio deterioro físico es horrible para mí", explicó el anciano, destacando que Christine "quiere seguir teniendo el control de sí misma y de su vida" y "la muerte asistida le da esa oportunidad". Además, Peter indicó que entiende que muchas personas no compartan a sus sentimientos. Los hijos de la pareja al inicio les propusieron trasladarle a una residencia de ancianos, pero luego percibieron con respeto su elección.