A pesar de los esfuerzos, la fuerza pública no logró contener a la gente que estaba armada con fuegos pirotécnicos, bombas molotov y botellas de vidrios. Finalmente, la población local sacó al sujeto y lo ajustició en la calle. Lo golpearon ferozmente y prendieron fuego a su cuerpo mientras agonizaba.
La situación provocó un clima de tensión en la ciudad y las autoridades iniciaron una investigación para identificar a quienes se tomaron la justicia por mano propia.
El acusado, de 48 años, había sido detenido en la mañana del miércoles después de presentarse en la comisaría y confesar su crimen. La noche anterior, la madre de la niña había denunciado la desaparición de su hija, que estaba durmiendo en un barco flotante en el puerto de Jutaí.
Tras recoger declaraciones y analizar imágenes de cámaras de seguridad, se pudo establecer que luego de abusar y matar a la menor, el atacante enterró su cadáver en un área próxima al centro de la ciudad.