Han Kang escritora surcoreana ganó el Premio Nobel de la Literatura
El galardón se le otorgó por exponer en sus obras "la fragilidad de la vida humana"
Internacional.- Este jueves la Academia Sueca otorgó el Premio Nobel de Literatura a la escritora surcoreana Kan Hang "por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana".
Las obras de Kang abarcan traumas históricos y expone la vulnerabilidad de la vida humana, así lo describe la entidad encargada de entregar el premio. "Tiene una conciencia única de las conexiones entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos, y en su estilo poético y experimental se ha convertido en una innovadora en la prosa contemporánea", así lo expresó en el comunicado.
La escritora nació en 1970 en la ciudad surcoreana de Gwandju y a la edad de nueve años se mudó con su familia a Seúl. Mientras se dedicaba a la escritura, también se interesaba por el arte y la música, lo que reflejó en sus obras literarias.
El tormento mental y físico
La Academia Sueca describe el estilo de la escritora como que "nunca se produce una verdadera convalecencia, y el dolor surge como una experiencia existencial fundamental que no se puede reducir a ningún tormento pasajero". Además algunos medios, indican que en sus obras Kang "transforma la desgastada idea de la desconexión entre cuerpo y mente en algo fresco y sustancial", además de destacar por su "estilo para describir un tipo de repugnancia voluptuosa".
También se caracterizan por "la doble exposición de dolor, una correspondencia entre el tormento mental y físico con estrechas conexiones con el pensamiento oriental". Se dio a conocer por la famosa novela "La vegetariana", que describe la decisión de una mujer de dejar de comer carne. Sin embargo, solamente es una de tres cuentos relacionados entre sí: otros dos son "La mancha mongólica" y "Los árboles en llamas".
Han Kang debutó como escritora en 1993 escribiendo relatos cortos y obras poéticas. A los 20 años de edad se dio cuenta de que le costaba mucho aceptar una humanidad más amplia, por lo que recurrió al budismo, apartándose de él 10 años después. En aquel entonces empezó a sufrir problemas articulares que le provocaban fuertes dolores en las manos que le impedían escribir. Durante tres años solamente pudo escribir dando golpecitos con un bolígrafo en el teclado. "La mayoría de la gente recurre a la religión cuando está enferma, pero a mí me pasó lo contrario", afirmó Han.