Desde el centro de convenciones de Palm Beach, y acompañado por su familia, Trump manifestó ante sus seguidores que es necesario "sellar nuestras fronteras". Al mismo tiempo, indicó que Estados Unidos necesita permitir el regreso de personas, pero bajo el marco legal adecuado. "Tienen que venir, pero de manera legal", enfatizó el exmandatario.

El enfoque de Trump sobre la inmigración, aunque notablemente más moderado en esta ocasión, no incluyó la promesa de "deportación masiva", un punto recurrente en sus discursos de campaña. En sus comentarios, señaló que "tenemos que ayudar a que nuestro país cicatrice", describiendo a Estados Unidos como "un país que necesita ayuda, y la necesita urgentemente", en referencia a sus políticas fronterizas.

Trump, quien ha logrado victorias en estados clave como Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte, ha mantenido una postura agresiva respecto al tema migratorio a lo largo de su campaña. Habitualmente, ha vinculado a los inmigrantes con la criminalidad y el desempleo para los estadounidenses. Además, ha mencionado la posibilidad de utilizar la ley marcial para detener y deportar a personas indocumentadas.

La retórica de Trump en relación a la inmigración ha sido uno de los pilares de su campaña, convirtiéndose en un tema central de discusión pública. Sin embargo, su discurso post-electoral ha mostrado un ajuste en su tono tradicionalmente beligerante, al subrayar la necesidad de ajustes legales sobre las políticas migratorias vigentes.

La evolución de estos puntos de vista y sus implicancias en términos de políticas concretas serán observadas de cerca en los próximos días, mientras Trump continúa reafirmando su camino hacia un nuevo mandato presidencial.