Lorena y John se conocieron en una fiesta del cuerpo de marines de EEUU en 1988. "Estaba con un amigo y la vi", explicó en una entrevista en 2019 a ABC, descrita como "tímida e inocente" y sin que apenas supiera hablar inglés. Bobbitt alega que pronto empezó a recibir presiones de la madre de la inmigrante para que se casaran y pudiera obtener la ciudadanía estadounidense, algo que ella niega. También él niega que abusara de ella desde el principio, pese a que Gallo insiste en que la primera vez que le pegó solo llevaban casados un mes.
La noche del 23 de junio de 1993 ya no pudo más. Tras ser violada por Bobbitt, fue a la cocina, bebió un vaso de agua y agarró un cuchillo de 20 centímetros. Se dirigió al dormitorio, le retiró las sábanas a su marido y le propinó el célebre tajo. Minutos después se montó en su vehículo, con el pene en una mano y el cuchillo en la otra, y empezó a conducir sin una dirección fija en plena madrugada, arrojando el miembro por la ventana poco después, en un campo de Maplewood Drive.
Nerviosa y confundida, avisó a la Policía de lo que acababa de hacer, con tiempo suficiente para que los agentes regresaran al lugar de los hechos, encontraran el pene tirado en el suelo y lo metieran, cubierto de hielo, dentro de la caja de cartón de un perro caliente de un 7-Eleven cercano.
"No soy una persona vengativa porque les dije dónde estaba", declaró Gallo años después. "Lo siguiente que recuerdo es que iba conduciendo y tenía el pene en una mano y el cuchillo en la otra", recuerda en el documental. "No podía conducir en línea recta, no tengo ni idea de cómo entré en el vehículo. Me asusté y lo tiré por la ventanilla, su órgano. No estaba en mi sano juicio. No había forma de que pudiera planificar esto. Quiero decir, ¿quién planearía algo así?".
El doctor James Shen, el urólogo responsable de la cirugía para reimplantarle el pene a Bobbitt, recuerda que a él y a su equipo les tomó nueve horas de operación para que el miembro recuperara todas sus funciones. Recuerda que al final del procedimiento el pene volvía a estar "rosado y bien".
En el juicio, que generó una enorme expectación a nivel nacional e internacional, Gallo recurrió a numerosos testigos para dar cuenta del constante abuso y maltrato al que fue sometida por Bobbitt. Sus abogados trataron de demostrar que sus acciones fueron una mezcla de la necesidad de defenderse de las agresiones con un momento de locura temporal a raíz del historial de violaciones y abusos de su ex marido.
Bobbitt había sido absuelto de abuso sexual a Gallo en otro proceso judicial por un jurado formado por nueve mujeres y tres hombres. La ecuatoriana, por su parte, fue hallada no culpable por esa locura temporal que alegó.
El ex militar trató de explotar su repentina fama para generar dinero y recuperarse de la difícil situación financiera que atravesaba en ese momento. Hizo dos películas pornográficas, John Wayne Bobitt: Uncut y Frankenpenis, montó una banda de música, The Severed Parts y vendió camisetas mofándose de su particular fortuna. Pero la fórmula no terminó de funcionar. La primera de las cintas porno tuvo un gran éxito aunque no repercutió en demasía en su bolsillo. Y la banda se acabó por disolver poco después.
Quizá por todo ese historial, la latinoamericana aún defiende el mismo argumento que esgrimieron sus abogados durante el juicio: que su entonces marido fue un abusador compulsivo y que se convirtió en una más de las víctimas de violencia doméstica. "La escalada de abuso no fue sólo física: tenía moratones en los brazos, en las piernas, en los hombros, en la cara, y llegó al punto de que me violó", narra en el documental.
Con el tiempo, Bobbitt se disculpó. Aparecieron juntos en un programa en mayo de 2009. Un mes antes, ella explicó en el espacio de Oprah Winfrey que él aseguraba quererla todavía y que aún le mandaba cartas de amor y flores por San Valentín.
"Intentó comunicarse conmigo a través de mi fundación y, a menudo, publica comentarios groseros y críticas negativas en la página de Facebook de mi fundación, lo que, 20 años después, es una señal de que es controlador y abusador mental. Básicamente, este hombre necesita ayuda", le dijo Winfrey.
En 2018, Gallo creó la fundación Lorena Gallo para ofrecer servicios de prevención y concienciación sobre violencia doméstica y la agresión sexual a víctimas y sus hijos. "A veces desearía que no me hubiera pasado a mí, pero mi vida no es una cinta que pueda rebobinar", explica. "Me convertí en madre, tengo una relación con este hombre maravilloso. No solo soy una sobreviviente, sino que tengo una nueva vida".