“Cuando al día siguiente pregunté a la Gendarmería (vaticana) qué se sabía de los dos terroristas, el comandante me respondió lacónicamente ‘Ya no están allí’”, escribió en las memorias, de las que el diario italiano Corriere Della Sera publicó un extracto.
“La policía iraquí los había interceptado y detonado. Eso también me llamó mucho la atención. También esto era el fruto envenenado de la guerra”.
La visita de Francisco a Iraq fue la primera de un pontífice al país, y se consideró un viaje de muy alto riesgo, tanto por razones de seguridad como por la pandemia de covid-19 en curso.
Pero Francisco explicó que estaba decidido a ir a Iraq, un país rico en historia bíblica y hogar de una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo.