El perro no encontró explosivos, pero mostró un interés particular por la mochila. Entonces, los policías la abrieron y encontraron un gato asustado que, a juzgar por su agotamiento, había viajado más de un centenar de kilómetros.
Los empleados del ferrocarril llevaron al felino a una clínica veterinaria, donde lo examinaron y le prestaron la asistencia requerida. Ahora todo va bien en la vida del animal, porque un trabajador de la estación de trenes de Ulán-Udé decidió adoptarlo.