De esa forma, descubrieron que los sujetos que manifestaban una mayor insatisfacción con su aspecto facial también experimentaban mayores niveles de fatiga a causa de las reuniones virtuales. Esto, a su vez, provocaba un mayor uso de las funciones de gestión de la impresión para modificar la apariencia del usuario.
Es posible que algunos sujetos ya experimentaran insatisfacción con el aspecto facial antes de desarrollar fatiga visual, pero, como señalan los autores del estudio, existen indicios de que mirarse fijamente en las pantallas puede alimentar esta insatisfacción.
Insatisfacción
"El tiempo excesivo frente a la pantalla, el compromiso con las redes sociales y la autopresentación selectiva a través de la modificación de fotos antes de publicarlas se han asociado desde hace tiempo con la insatisfacción con la apariencia", explican. "Del mismo modo, la cantidad prolongada de tiempo dedicado a las reuniones virtuales puede exacerbar las percepciones negativas de la autoimagen, así como las preocupaciones de la evaluación crítica", añaden.
Según reveló la investigación, el tipo de fatiga causada por la insatisfacción con la apariencia facial también se asoció a percepciones negativas de las reuniones virtuales, como el hecho de considerarlas poco útiles, lo que influyó en la opinión de los usuarios sobre la adopción de la videoconferencia para las reuniones de trabajo.
"Más allá de perturbar las interacciones en el lugar de trabajo y la productividad, estas experiencias negativas pueden crear barreras psicológicas para adoptar tecnologías de movilidad virtual, contribuyendo a la desigualdad tecnológica en el lugar de trabajo", concluyen.