La piedra en el zapato es Kilmar Ábrego, salvadoreño con residencia legal en Estados Unidos. Aunque los presos caminan agachados para no ser reconocidos, la mujer de Kilmar lo identificó en una foto de prensa y la Casa Blanca llegó a reconocer un error administrativo.
Aunque nunca tuvo intención de ordenar su vuelta, ni siquiera cuando esta semana una jueza federal les ha dado un plazo de dos semanas para demostrar la pertenencia del deportado a una de esas bandas, la MS-13.
“Kilmar Ábrego García es un inmigrante ilegal miembro de la banda MS-13 y un terrorista extranjero deportado de vuelta a su país”, ha asegurado Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca.
En refuerzo, Trump ha colgado hace unas horas una foto en redes sociales enseñando los nudillos del detenido Ábrego con los tatuajes de los símbolos de la banda criminal MS-13.
“Es la mano del hombre que los demócratas dicen que hay que traer de vuelta al país y que es inocente”, reza un texto que acompaña la fotografía. "Tienen que dejarme hacer mi trabajo. Make America Great Again", añade.
Además, Donald Trump se ha referido a la visita esta semana de Chris Van Hollen, senador demócrata, a la cárcel de Bukele para pedir la liberación del preso en discordia. Aunque no le dejaron entrar, pudo reunirse con él fuera de la cárcel.
“La Administración Trump está pagando al Gobierno de El Salvador”, dijo días después de su encuentro con Bukele en el despacho Oval.
