Al final, coincidimos todos en que el “desacuerdo político” es la principal piedra de tranca para abordar de manera eficiente y efectiva los problemas de Venezuela
Opinión.- Hoy más que nunca se requiere un “Gran Acuerdo Nacional” para abordar a través de un verdadero diálogo fecundo los principales problemas del país.
Si continuamos con la confrontación, la división, las etiquetas, los adjetivos descalificativos, no podremos avanzar en lo único que debería importarnos a todos los factores políticos: la gente y sus problemas.
Asistí a una excelente actividad en la cual por distintas metodologías grupales abordamos los distintos problemas del estado Carabobo. Fue una actividad interesante por el intercambio de ideas y el compartir en distintos grupos, la visión que tenemos sobre los problemas del país.
Al final, coincidimos todos en que el “desacuerdo político” es la principal piedra de tranca para abordar de manera eficiente y efectiva los problemas de Venezuela.
Por ello surge la necesidad de un “Gran Acuerdo Nacional” que más allá de lo rimbombante, se constituya en una metodología de resolución de conflictos, acercamientos y reconocimientos de los problemas y sus soluciones en la vida nacional. Abordar temas como mantener y fortalecer las instituciones públicas y privadas, a través del respeto y el reconocimiento. El voto como instrumento de cambio y la esperanza en éste último, son elementos vitales que deben estar presentes en cualquier acuerdo que se desee proyectar.
Proponerse eliminar el lenguaje violento, la agresión verbal o física, la violación sistemática de los derechos humanos. Podemos ponernos de acuerdo a pesar de pensar distinto, sin que esto sea criminalizado. Encontrar lo que nos acerca, y debatir respetuosamente en las diferencias.
Proponernos, si no eliminar, disminuir la corrupción a través de la rendición de cuentas, contraloría y supervisión, porque es y ha sido un flagelo que ha minado la administración pública.
La centralización y el clientelismo político también fueron visualizados como piedras de tranca, para la resolución de los graves problemas del país; además ello contribuye de manera decidida en la corrupción.
Ese acuerdo también debe incluir cosas que deberíamos evitar como es: la polarización, la desunión, indiferencia y desmotivación. Estar permanentemente enfrentados, etiquetados no ayuda a la búsqueda de la solución al conflicto y menos a resolver los problemas que al ciudadano de a pie le interesa. Hoy a la inmensa mayoría de los venezolanos solo le interesa saber cómo vamos a resolver el problema de los sueldos y salarios, de la luz, agua, salud, educación y trabajo. No se interesan por las pugnas políticas intra o extra bando.
Pero también trazamos líneas estratégicas para lo que queremos alcanzar y lograr. La paz, la justicia y la libertad. No habrá paz si no hay justicia, que sea imparcial y para nada vengativa. Pero también justicia social, igualdad hacia arriba, y no hacia abajo. Un país de oportunidades para todos: jóvenes o viejos. Todos queremos vivir mejor. Queremos la oportunidad de crecer y desarrollarnos ampliamente en nuestros campos de acción.
Abordamos también la necesaria tesis de la alternabilidad en el poder. Creemos que quienes se enquistan en el poder a cualquier nivel por la no reelección, caen en la tentación del autoritarismo y la corrupción. Más y mejor democracia es lo que finalmente queremos los venezolanos. Construir un acuerdo de este tipo teniendo en cuenta lo que nos gustaría mantener, eliminar, evitar, pero sobre todo alcanzar y lograr para ejercer plena soberanía y ciudadanía, es un ejercicio que debemos hacer todos los que queremos vivir en paz y libertad.
Estoy seguro que más temprano que tarde lo vamos a lograr, y dejaremos atrás la Venezuela de la confrontación y el odio. Mientras tanto, preparémonos para salir a votar masivamente como un deber ciudadano y compromiso con un futuro promisor.
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