Cita con la historia: El estreno de las ametralladoras en Venezuela
"El general Joaquín Crespo había llegado al poder en 1892 por medio de la Revolución Legalista y se había legitimado posteriormente por medio de elecciones"
Opinión.- En días como estos de mediados de marzo, pero de 1898 se utilizaban por primera vez en Venezuela las ametralladoras. Nuestra historia ha sido una historia de violencia. No podemos sustraernos a ello. Si queremos estudiar historia tenemos que hablar de la guerra, y el que estudia la guerra tiene que estudiar las armas.
El general Joaquín Crespo había llegado al poder en 1892 por medio de la Revolución Legalista y se había legitimado posteriormente por medio de elecciones. Reorganizó las fuerzas armadas y las equipó con modernos armamentos, entre los que se cuentan las primeras ametralladoras llegadas al país: una pequeña cantidad de armas norteamericanas Gatling provistas de ruedas y otras pocas Colt de trípode que se transportaban por medio de mulas.
Al terminar su período constitucional Crespo impone fraudulentamente a su títere Ignacio Andrade, despojando del triunfo al ganador real, el general José Manuel “El Mocho” Hernández.
A principios de marzo de 1898 “El Mocho” Hernández viene a Valencia y desde el hato “Queipa” al sur de nuestra ciudad se alza en armas con su famosa “Proclama” donde exige la restitución de la voluntad popular manifestada en el sufragio burlado.
El “Mocho” inicia su campaña con apenas 45 seguidores que rápidamente se van multiplicando hasta llegar a centenares de hombres a medida que van adentrándose en los llanos carabobeños y cojedeños. Apenas tienen pocas y viejas armas.
Los alzados tienen varios combates el gobierno, donde logran quitarle al enemigo algunos fusiles. Ante la avanzada de la revolución el propio general Crespo asume el mando del ejército y sale a enfrentar al “Mocho”.
El 28 de marzo a horas de mediodía el ejército de Crespo se encuentra descansando en el hato “Totumo Barretero”. Son centenares de hombres y llevan consigo la nueva adquisición del ejército: las relucientes ametralladoras Colt, que jamás se han usado.
Mientras unos soldados asan una vaca vieja otros descansan aquí y allá. Los caballos del ejército gubernamental pastan todos juntos.
Lejos, sin ser vistos está uno de los más bravos generales mochistas, es llamado “cinco L”: Luis Loreto Lima “Lanza Libre”. Lo acompañan otros oficiales no menos valerosos: Leopoldo Ortega Barreto, Salvador Barreto, Evaristo Lima, Julio Sánchez, Cipriano Blanco, Nicolás Rivero y otras leyendas vivientes del llano. Son apenas 55 jinetes.
Con la velocidad del rayo los mochistas caen sobre el campamento del gobierno. Los centinelas no tienen tiempo de reaccionar cuando Loreto Lima y sus hombres azuzan a los caballos y se llevan a unos cuarenta animales con ellos.
Alguien da el grito de alarma y suenan algunos tiros. Un oficial arma la ametralladora y la dispara hacia donde galopan cien caballos con cincuenta llaneros alzados. Los inexpertos artilleros apenas aciertan las copas de unos arbustos, tumbando ramas y hojas, pero no impactan a nadie. Preocupado por la intrepidez de sus enemigos Crespo en persona emprenderá una implacable persecusion al ejército de Hernández.
Por fin el 16 de abril, luego de corretear al “Mocho” por todo el llano, Crespo se encuentra en Cojedes frente a las fuerzas de su enemigo. El lugar es conocido como la “Mata Carmelera”. Crespo observa los movimientos a lo lejos. Es un hombre muy alto y muy fornido. Cabalga un excelente corcel y viste con una ruana llanera que ondea como una bandera con la brisa y luce un vistoso sombrero de panamá. Mejor blanco, imposible. Un buen tirador sobre un árbol al otro lado del campo de batalla no pierde oportunidad. Suena un disparo y cae de su caballo el general Joaquín Crespo con el pecho atravesado por un balazo. Ha muerto “El Taita” Crespo.
Por: Luis Heraclio Medina Canelón
@luishmedinac