Francisco Pérez Alviárez: El abrazo de Ayacucho
Así como los hermanos Tur varias familias se reencontraron previo a la batalla. La guerra nos hace las peores cosas
Opinión.- En los días cercanos a la Batalla de Ayacucho en 1824, se dio un episodio muy atípico en los escenarios de guerra, el general realista Juan Antonio Monet solicitó al general independentista José María Córdova que antes de librar la batalla definitiva, los oficiales y soldados que tuvieran algún familiar o amigo en el campo contrario pudieran reunirse para conversar y darse un abrazo.
El general Sucre fue consultado y aceptó, así que casi un centenar de realistas e independentistas se reunieron sin armas en una zona neutral del campo para conversar y compartir.
El coronel Manuel Antonio López, del Ejército Unido, en sus memorias, refiere la siguiente anécdota:
“A todos nos ganó en presteza el Brigadier español don Antonio Tur, interesante joven de alta estatura y unos 34 años de edad, que fue tal vez quien pidió esta entrevista, se nos abalanzó en demanda del teniente coronel Vicente Tur, del Estado Mayor peruano, hermano suyo y como seis años más joven. Encontrándolo al punto, lo apostrofó con tono acerbo:
'¡Ay hermanito mío!, ¡cuánto siento verte cubierto de ignominia!'. Yo no he venido a que me insultes, y si es así, me voy', le contestó Vicente, y dándole la espalda ya se iba, cuando Antonio corrió tras de él y abrazándolo lloraron estrechados largo rato”.
Antonio Tur tenía su corazón dividido entre la lealtad a su Rey y el amor por su hermano Vicente, un joven hombre que atraído por las ideas liberales desertó del ejército realista para unirse a los independentistas; durante la campaña de Ayacucho ostentaba el grado de teniente coronel del estado mayor del ejército de Sucre.
Así como los hermanos Tur varias familias se reencontraron previo a la batalla. La guerra nos hace las peores cosas.