Columna Estudiantil: Las elecciones de 2024 ¿Un catalizador para el cambio o más de lo mismo?
Este alejamiento de las nuevas generaciones con los asuntos políticos se ve reflejado en la disminución de la militancia en los partidos políticos y, en consecuencia, en el debilitamiento de las estructuras partidistas
Opinión.- Luego de una sesión permanente celebrada el pasado 5 de marzo del año 2024, la junta directiva del CNE definió la fecha definitiva para la realización de las elecciones presidenciales del año 2024, cuya celebración tendrá lugar el 28 de julio de este año.
Los plazos definidos para este evento contemplan un período de 28 días, contados a partir del 18 de marzo hasta el 16 de abril, para una “jornada especial de registro electoral” en la que se refrescará la data del Consejo Nacional Electoral y, además, un plazo de inscripciones de los candidatos del 21 al 25 de marzo. Esta “jornada especial”, que se desarrollará en los meses de marzo y abril, no solo servirá para refrescar la data del CNE, sino que puede ser utilizada por los distintos factores que se enfrentarán en julio para vectorizar el apoyo de un sector de la población que puede resultar vital para las fases posteriores al proceso electoral: los jóvenes.
Desde el año 2022 se han conta- bilizado más de tres millones de jóvenes que no se encuentran inscritos en el Registro Nacional Electoral; la principal causa de esta situación es la apatía generalizada en un amplio sector de la ciudadanía, especialmente en aquellas personas con edades entre los 18 y 30 años de edad.
Este alejamiento de las nuevas generaciones con los asuntos políticos se ve reflejado en la disminución de la militancia en los partidos políticos y, en consecuencia, en el debilitamiento de las estructuras partidistas, las cuales, de ser robustas, aseguran una base electoral sólida para un eventual candidato. Ante esto, muchas organizaciones políticas han optado por aumentar el número de electores a través de campañas masivas en las que se promociona la inscripción de jó- venes -especialmente universitarios- en el Registro Electoral como alternativa a la inconsistencia de partidarios y electores, apelando, de manera contingencial, a un futuro voto espontáneo.
Pero, ¿la oposición -encabezada por María Corina Machado- realmente busca la victoria en el proceso electoral? Todas las medidas, que desde el año pasado se han venido tomando como parte de la estrategia de los partidos, indican que el objetivo real de la reactivación de medios para la movilización de la ciudadanía responde a una intención de constituir una fuerza popular para el futuro; es decir, para los distintos escenarios que puedan presentarse para fechas posteriores al 28 de julio del 2024.
Es así como la incorporación de los jóvenes al nuevo proceso electoral podría resultar clave para darle legitimidad a las causas que tengan origen en los resultados del sufragio presidencial.
Este escenario ha traído consigo una latente disputa entre sectores que niegan la posibilidad de MCM para participar en las elecciones del mes de julio, asomando el escenario en el que sea elegido un sustituto que forme parte de uno de los partidos políticos tradicionales de oposición, los cuales, en un principio, mostraron su apoyo a quien resulta estar inhabilitada, esto sin apartarse de la narrativa de la participación.
En este proceso, la división entre los partidos opositores va a reducir las probabilidades de construir la “fuerza popular” que se estima sea el objetivo real de la estrategia opositora, dando lugar a una nueva configuración de dirigentes que reconduzcan, para bien o para mal, los destinos de lo que en algún momento fue el Bloque de la Unidad.
Jesús Vizcaya Yélamo, estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de Carabobo.