Estamos acostumbrados a que sólo se estudie la historia como una epopeya, que sólo recuerda batallas y políticos, pero la historia es mucho más que eso. Debemos verla en las cosas cotidianas y sencillas que son las que nos acompañan todos los días. La construcción de una ciudad es uno de esos temas que deben ser abordados.
La primera construcción que realiza el hombre al asentarse en un lugar es, su vivienda. Las primeras casas construidas en Valencia por los conquistadores del siglo XVI eran sus rudimentarias casas de barro y paja, pero fueron levantadas en el marco de una rigurosa cuadrícula con parcelas perfectamente delimitadas, ordenamiento que todavía existe en el centro de la ciudad. Nuestra ciudad nace como un urbanismo planificado.
Más adelante, ya establecida la colonia, las obras contaron con mejores materiales: tapias, piedras, horcones y techos de caña, pero modestas, incluso los más ricos no llegaron a construir palacetes, como si se pueden ver en México o Perú, por ejemplo. En Venezuela tanto la población como los recursos eran escasos, al contrario de los ricos y populosos virreinatos de nuestros vecinos. Las viviendas construidas eran cómodas pero austeras.
En Valencia, como en toda Venezuela, la construcción de obras públicas estuvo limitada por los escases de recursos. No existía para las ciudades un presupuesto otorgado por la corona para el mantenimiento de servicios educacionales ni sanitarios, ni para la construcción de infraestructuras como caminos o edificios públicos. Estos gastos debían ser cubiertos con los recursos de la ciudad. El Ayuntamiento tenía que trabajar exclusivamente con recursos propios.
La primera obra pública es la que necesitaban todos los pobladores: El agua. Una de las principales ocupaciones del ayuntamiento valenciano era la construcción de acequias y cañerías para llevar el líquido que se tomaba desde un lugar hacia el oeste, en las faldas de la serranía de La Guacamaya. Ese lugar era un bosquecillo que se llamaba “el Monte de la Acequia. Esta acequia fue construida por el Ayuntamiento, a exigencia del obispo Diez Madroñero y llevaba el agua hasta el Hospital San Antonio de Padua (Casa de la Estrella), el Convento de San Buenaventura (al lado de San Francisco) y el Beaterio de las Carmelitas (Capitolio). En cada uno de estos lugares había una fuente de donde los vecinos tomaban el agua.
El siglo XVII se inicia la construcción del Hospital. Que duró más de 60 años. Sirvió como centro de salud hasta bien avanzado el siglo XX. Hoy es el museo “Casa de la Estrella”. Es el único hospital de la época hispana que permanece en pie en Venezuela.
Otra de las construcciones públicas de la época hispana era la casa del gobierno municipal, llamada “Casa Consistorial”, frente a la hoy Plaza Bolívar. Existen registros municipales de reparaciones de este edificio desde el siglo XVIII. Por su lado Sur se construyó la primera cárcel de la ciudad. Para el siglo XIX la Casa Consistorial era una sólida casa de dos pisos, sin mayores lujos. Fue demolida en los años 20 para construir el mal llamado “Palacio Municipal”, que a su vez fue destruido en los 70. Hoy tristemente el lugar es un estacionamiento de la policía.
Otras obras importantes de aquellos tiempos fueron las iglesias. Inicialmente la Iglesia Matriz (Catedral) que era un modesto templo de paredes de bahareque y techo de paja; va creciendo poco a poco y se le van agregando naves. Originalmente no tenía torres. Primero se fabricó la torre norte, en el siglo XVIII y la torre sur en tiempos de la guerra de independencia. En su costado norte se edificó el primer cementerio de la ciudad. La otra construcción religiosa de ese periodo fue la del Convento de San Buenaventura (hoy San Francisco). Ambas construidas con el apoyo de los feligreses.
Las primeras escuelitas de Valencia se construyen por orden del obispo Mariano Martí en 1782. Eran dos piezas aledañas a la sacristía de la Iglesia Matriz.
Por: Luis Heraclio Medina Canelón