Para Venezuela, un país altamente dependiente de los ingresos generados por la exportación de petróleo, esta situación representa un desafío significativo, sobre todo porque la economía venezolana ha sido golpeada, durante varios años, por las crueles sanciones impuestas por Estados Unidos. Aun cuando hemos ido en recuperación, gracias a las políticas del Gobierno Bolivariano, también es cierto, como lo ha dicho el mismo Presidente Nicolás Maduro, aún falta mucho por hacer.

Pero no solo es eso: este incremento también puede tener un impacto en el sistema alimentario mundial. Y este punto les explico el por qué: Los costos de producción, transporte y distribución de alimentos están estrechamente relacionados con el precio de los combustibles.

 
Un alza en ellos podría elevar los costos asociados con la agricultura, la pesca y la ganadería, lo que a su vez podría resultar en un aumento en los precios de los alimentos para los consumidores finales. Esto crearía desafíos adicionales para las poblaciones vulnerables y los países en desarrollo, que podrían experimentar dificultades para acceder a una alimentación adecuada. Es esencial que los gobiernos y las organizaciones internacionales trabajen en conjunto para mitigar los efectos negativos y en conjunto, marchemos hacia una solución consensuada.

 
Desde Venezuela seguiremos contribuyendo al mercado global de los combustibles fósiles pese a las sanciones y arbitrariedades del imperio norteamericano contra nuestra industria petrolera y gasífera.

 
Este lunes pasado, aplaudimos que empresas como la petrolera francesa Maurel & Prom (M&P) continúe operando en Venezuela hasta marzo de 2026, a pesar de las sanciones impuestas ilegalmente por Estados Unidos contra nuestro país: Esperamos que otras empresas puedan sortear los impedimentos y sigan apostando a establecer lazos comerciales con nuestra PDVSA. Seguros estamos que venceremos todos los obstáculos que se nos presenten.

 
Francisco Fonseca. Abogado y político.