Opinión
SINSECRETOSCB: Infierno en la torre
La cadena hotelera Hesperia pudo constatar, el pasado año, todo un verdadero festín delictivo, donde se hallaron irregularidades fiscales, financieras y de control interno
27 de mayo de 2024



Opinión.- Las irregularidades hoteleras
. Corría los primeros años de la década de los setenta del pasado siglo y aparecía en las carteleras cinematográficas de nuestro país, un atrayente filme que llevaba por alarmante título “Infierno en la torre”, que llegaba a colmar las diferentes salas del séptimo arte, convirtiéndose en un verdadero éxito taquillero. Aquella hasta aterradora cinta nos exhibía como una enorme edificación, que se levantaba como una imponente y moderna obra de ingeniería de cualquier ciudad sucumbía la misma noche de su inauguración ante un feroz incendio en su torre, lo que termina exponiendo el lado más mezquino de la ambición humana. 5 décadas han pasado desde aquel singular evento que sedujo a los más reconocidos cinéfilos, pero sin embargo una situación de iguales características y señales se estaría presentando en Carabobo y teniendo como escenario al Hotel Hesperia, ubicado en el municipio Naguanagua de nuestra céntrica entidad federal, desde donde se han generado crueles reyertas, inclementes pugnas, colmadas de innumerables denuncias y acusaciones en responsables recintos tribunalicios.

En estas mismas líneas hemos dejado constancia del codicioso e irregular paso de un personaje, aquel mismo tabernero que súbitamente se convirtió, por oscuras e ilícitas actividades, en acaudalado empresario hotelero. Pero al parecer la internacional cadena hotelera Hesperia pudo constatar, el pasado año, todo un verdadero festín delictivo, donde se hallaron irregularidades fiscales, financieras y de control interno durante los últimos 2 años que habrían causado un daño patrimonial de más de 5 millones de verde divisa y procedió, sin alguna contemplación, a destituir al hábil cantinero de sus funciones como presidente de la emblemática torre de hospedaje.

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En las últimas y enviciadas peripecias del audaz mesonero contó con la imprescindible ayuda y cooperación de dos de sus inseparables asistentes, ambas ostentando elevados cargos de dirección dentro de la estructura administrativa del hotel, hoy prácticamente envuelto en incandescentes llamas. El cómplice dúo lo conforman Gladys Valentiner, con cuestionado paso como edil de Valencia, quien fungía como flamante directora principal y coordinadora de la Comisión de Cultura del hotel Hesperia y principal socia de una de las fraudulentas empresas del descubierto cartel del malhechor tabernero, así como también la licenciada Charito Rojas que servía como insustituible relacionista pública del timador, no solo en sus reprensibles y punitivas acciones en detrimento de la foránea cadena hotelera, sino que era exclusiva moderadora de todos y cada uno de los eventos que se llevaban a cabo en el recinto hotelero por orden de su criminal patrón, en su afán de conquistar conciencias y favores de importantes sectores del estado. Algunos de ellos indignamente sucumbieron ante la tentación y llegaron a convertir al iletrado hostelero, hoy en condición de prófugo de la justicia, en un verdadero prócer de la sociedad civil, ungido en una suerte de verdadero venerable casi alcanzando un lugar en los altares de nuestra sagrada y apostólica iglesia.
 
El astuto dueto Valentiner-Rojas llegaron hasta el sacrílego ejercicio, tal vez con la anuencia de alguna autoridad eclesiástica, de un permisivo y libertino sacerdote de tratar de infiltrarse en honorables, religiosas congregaciones, dirigidas las mismas, por personas de intachable trayectoria y comportamiento con la blasfema intención de conseguir que se proporcionara, en una suerte de comodato al saqueador, en la actualidad en rauda fuga, de la mismísima figura, la sagrada imagen de nuestra patrona de la ciudad de Valencia para ser exhibida en cualquier amplio salón del hotel en llamas y celebrar eucaristías dirigidas a un privilegiado y cerrado grupo de personas que tal vez llegaron a pensar que a través de esa irreverente práctica quedaban absueltos de sus múltiples transgresiones voluntarias de la ley divina, es decir que al fin lograrían la expiación de sus múltiples pecados, tanto capitales como veniales.

Mientras tanto Gladys Valentiner como Charito Rojas están siendo sometidas a una exhaustiva investigación por parte de los órganos competentes para establecer sus respectivas responsabilidades por la pública y directa vinculación con el posadero fugitivo.




La aguardada justicia. En todo este entramado que se ha suscitado en los diversos tribunales de Carabobo, han empezado a relucir sus categóricas conclusiones y donde el hábil tabernero se encuentra incurso en la comisión de graves delitos. En primer lugar hay significar la ardua e impecable labor realizada por el Ministerio Público quien solicitará orden de aprehensión a través de la Causa Fiscal bajo la denominación MP-24146-2024, que extensamente recoge incontables diligencias, entre ellas decenas de actas de inspección técnica criminalística, pero sobre todo 27 entrevistas penales, donde se encuentran empleados como Francisco Briceño, quien, sin rubor alguno delata todas las conductas delictivas de su otrora mecenas y hasta llega a señalar los numerosos y lucrativos contratos de publicidad, que sin ningún soporte, le eran concedidos a su colega Charito Rojas por instrucciones precisas de la directora general del hotel en llamas, Gladys Valentiner. 

Es importante destacar que tal revelación le valió a Briceño para que en la actualidad sea una de las encumbradas figuras de la nueva y depurada administración del Hotel Hesperia, convirtiéndose en el principal acusador no solo contra quien fuera su bondadoso benefactor, hoy en caído en desgracia, sino contra Gladys Valentiner y Charito Rojas, quienes en las próximas horas serían citadas por el Ministerio Público a fin de rendir declaración en calidad de imputadas y quienes deberán concurrir acompañadas por sus respectivos abogados defensores, debidamente juramentados ante el juez de control correspondiente, ese mismo tribunal que giró las órdenes de aprehensión contra José Rodríguez Álvarez, titular de la cédula de identidad E-81.457.468, Marcos Rodríguez Sánchez, titular de la cédula de identidad número V-17.777.760 y Carlos Antonio Acosta Varón, titular de la cédula de identidad número V-11.815.738 por la sutil comisión de los delitos de estafa agravada continuada. Igualmente incurrieron en el tipo penal de asociación para delinquir, previsto y sancionado en la Ley Orgánica Contra La Delincuencia Organizada y El Financiamiento al Terrorismo. El alegato de la cobarde fuga es lo que les quedó, sin embargo les aguarda los grises barrotes y el rígido recinto penitenciario. La torre sigue envuelta en sus incandescentes llamas y la Virgen del Socorro, auxilio y protectora de los cristianos seguirá custodiando el paso de Valencia y espiritualmente distanciándose de aquellos que quisieron esconderse bajo su divino manto. Y esa es la verdad.




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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE César Burguera