Opinión.- Voy a contar, en primera persona, mi experiencia como padre de familia con un curso vacacional de música que se realizó hace años en el Ateneo de La Isabelica. Mi hijo menor estaba pequeño todavía. Creo que tendría unos ocho añitos.
Recuerdo que trataba de tenerlo ocupado siempre, sobre todo en vacaciones, cuando tenía tanto tiempo libre. La primera opción, siempre la tuvo el deporte. Teniendo en La Isabelica tal complejo de piscinas, allí aprendió a nadar desde muy niño.
Pero, para esas vacaciones, quería algo diferente. Me enteré que el Ateneo de La Isabelica tenía ese año cursos de música. Y me dirigí hacia allí. En efecto, ese año se ofrecían cursos de cuatro, guitarra, mandolina y hasta Teoría y Solfeo.
Al niño mío le llamó la atención el cuatro. Lo inscribí y le compré un instrumento. Hoy es un profesional universitario y todavía lo conserva. El cuatro es de color negro, de madera fina. Está hecho en Carora, aunque lo compré en El Pentagrama, en La Candelaria. El profesor quedó sorprendido, porque el muchacho aprendió lo básico en esas semanas de vacaciones.
Pero, la cosa no quedó allí. Pues, del cuatro, pasó a la guitarra y de esta al piano de concierto. Hoy, es todo un hombre, es Licenciado en Música (UC) y se hizo concertista en la Echeverría Lozano. Escribe música para un ballet griego y hace arreglos para Disney y otras corporaciones. Y todo comenzó con un curso de cuatro, en el Ateneo de La Isabelica.
Traigo esto a colación, pues me quiero referir a los cursos vacacionales que tiene la Casa de la Cultura de San Diego, de los cuales me enteré viendo el periódico. Lo que quiero decirles a mis lectores, es que ustedes no saben las dimensiones de las cosas que pueden venir detrás de un curso de música.
El periódico dice que, a partir del 29 de julio, arrancarán los talleres vacacionales de San Diego en la Casa de la Cultura “Aldemaro Romero”, durante cuatro semanas en seis modalidades. Pero, en especial debo citar los cursos de vocalización, cuatro, guitarra, danza, artes del fuego y pintura sobre tela.
Los invito a inscribir a sus hijos en cualquiera de estos cursos. Y el que entendíó, entendió…
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