Luis Vargas: El infame bloqueo
Venezuela se ha movido por complejos atajos para alcanzar negociaciones y poder colocar su petróleo
16 de septiembre de 2024
Opinión.- Constituye una ligereza o ignorancia supina señalar que una empresa o un país no se encuentran sometidos a un criminal bloqueo porque aparentemente funciona con cierta normalidad. Hagamos el básico ejercicio de la comparación, recurramos a la elemental analogía entre una empresa familiar, que podría representar la del jovial y cercano "Portu", el mismo de la panadería siendo castigado con el acceso restringido a las materias primas que necesita y la industria petrolera nacional bajo los efectos de un asfixiante proceso de sanciones. Por ello partimos de una entidad mercantil como esa panadería enfrentada a las restricciones que obstaculizan su camino habitual de obtención de la materia prima que requiere para funcionar. En estos casos sobreviene un dilema: ¿qué hacemos? y la inquietante interrogante ¿Podremos seguir funcionando? La respuesta es sí, lo más difícil es el desproporcionado costo que significa cercenar de un día para otro con tus cadenas cotidianas de producción de servicios. Esto significa el encarecimiento inmediato de tu herramienta básica, la harina. En consecuencia, para vender el pan a un precio competitivo, tienes que realizar una drástica reducción de todo, asumiendo inevitablemente un almacenamiento de materia prima más eficiente y de esa manera poder aprovecharla al máximo, hasta arribar a lo más desagradable, que es frenar abruptamente el avance del bienestar social de sus trabajadores. Es la disyuntiva entre cerrar o seguir porque en apariencia sigues vendiendo pan pero las pesadas dificultades que conlleva venderlo en las actuales circunstancias atentan contra las expectativas de rentabilidad del "Portu" ese incansable propietario de la panadería y de las posibilidades de producir un mayor bienestar para los empleados. Los autores intelectuales del bloqueo, es decir, la oposición extremista, solicitan más sanciones porque consideran que los efectos no han causado el impacto que buscaban, sin darse cuenta una vez más de la firmeza y determinación del presidente Nicolás Maduro, al lado de la amplia mayoría de esta patria que lo respalda, para seguir comercializando petróleo pero bajo condiciones de hostilidad, bloqueo y sanción, pero siempre con la inalterable vocación de seguir avanzando. Nuestro presidente, con su bien ganado prestigio internacional, obtiene ágiles soluciones en medio de una inédita crisis que no se exhibiera en esos términos si nuestra industria petrolera estuviese exenta de crueles e irracionales restricciones ya que en ese caso el bienestar de los empleados y de nuestro país sería más óptimo, más palpable, porque el presidente dedica un mayoritario porcentaje del presupuesto nacional al área social. Por analogía, nuestra industria petrolera pasa por las vicisitudes del prenombrado ejemplo del "Portu" de la panadería, es una industria bloqueada de manera criminal, donde sus canales financieros han sido saboteados, donde le prohíben al mundo tener relaciones comerciales con nuestra industria, donde el acceso a crédito de PDVSA ha sido torpedeado y, en consecuencia, le impide la posibilidad de reestructurar, de negociar con proveedores, clientes y socios habituales, algo fundamental para el mantenimiento de los niveles de producción. Venezuela se ha movido por complejos atajos para alcanzar negociaciones y poder colocar su petróleo, teniendo que ofrecer descuentos para obtener esos medulares recursos que necesita la población venezolana. Ahora bien de ese sombrío panorama surge la figura del único presidente que ha sido Canciller en la historia republicana de nuestro país, el presidente Nicolás Maduro con su extraordinaria capacidad diplomática ha construido asociaciones con países y empresas claves para transformar el diario e implacable fuete de las sanciones en una recuperación palpable de nuestra economía. Ya hemos salido de la tormenta. El presidente Maduro trabaja sin pausa para que nuestro país recupere poco a poco todo el bienestar arrebatado por este INFAME BLOQUEO. Por lo antes relatado es que debemos concluir que el bloqueo no es un mito, es una insolente e irreverente realidad, pero también es una oportunidad para despertar el ingenio, para despertar la creatividad sana y de esta manera construir situaciones favorables en medio de la adversidad. Es repetir con Aquiles Nazoa “Seguimos creyendo en los poderes creadores del pueblo”.
Luis Vargas Pizzolante
Profesor universitario
Analista político
VÍA
NT
FUENTE
Luis Vargas Pizzolante