Opinión
Luis Vargas Pizzolante: Nuestro diplomático presidente
El presidente Chávez no se equivocó, el presidente Nicolás Maduro fue electo y el otrora canciller se convertía en la persona indicada para el debate
26 de septiembre de 2024
Opinión.- En su última proclama, el presidente Hugo Chávez exhibió, con inusitada fuerza, en el escenario patrio a la más extraordinaria de sus cualidades, y es que aquella noche se presentaba el excepcional estadista, el insustituible visionario que en medio de graves dolencias, procedía a preparar a todo un consecuente pueblo para indicar el cristalino trayecto que se debía recorrer para garantizar la continuidad del imborrable legado y de la indetenible marcha bolivariana y revolucionaria. El presidente Chávez, llegaba a resaltar las cualidades de Nicolás Maduro como la más sólida garantía o aval de la segura continuidad del paso y de esa manera fuese elegido por ese comprometido pueblo, que aún observa en su mirada el porvenir de la patria, en caso de que por ineludibles circunstancias le impidieran continuar ejerciendo la presidencia. Chávez relataba, con marcado énfasis y emoción, toda la intachable trayectoria que había decantado en el relevante prestigio de Nicolás Maduro más allá de nuestras fronteras, pues había ejercido cabalmente el cargo de canciller de forma dinámica, combativa e inteligente por más de un lustro, siempre bajo las rígidas y precisas instrucciones del primer mandatario nacional. El presidente Chávez no se equivocó, el presidente Nicolás Maduro fue electo y el otrora canciller se convertía en la persona indicada para el debate, para promover y salvaguardar los supremos intereses de nuestro país ante un complejo escenario internacional con ese marcado y promisorio signo de la multipolarizacion. Al propio tiempo, el diplomático presidente llega a concretar, de manera fluida, un acercamiento con los demás países para suscribir acuerdos comerciales. Ahora bien, no podemos minimizar los efectos del bloqueo; el impacto ha sido devastador para nuestra industria petrolera trayendo como principal efecto la drástica merma en los ingresos de divisas a la nación y restringir, de manera irracional, el abanico de opciones para intentar salir de la complicada situación financiera. La cadena del bloqueo fue minuciosamente estructurada para obligarnos a rendirnos, a capitular ante el insolente dictado extranjero. El desarrollo sistemático y legítimo de nuestra economía fue arbitrariamente cercenado y el progreso de la medular clase media y popular fue criminalmente desacelerado. Pero, aun así, en medio del drama de no permitir comercializar nuestros recursos, nuestro presidente Nicolás Maduro no se amilanó, sabía que claudicar era entregar nuestro país al flagelo del coloniaje, a la condena de no surgir nunca como nación, a ser gobernados por una jauría que desprecia al noble pueblo de Venezuela, por un grupúsculo con la pretensión abyecta de lucrarse de la venta de los infinitos recursos con que cuenta esta patria y sin el menor escrúpulo, despojar al pueblo venezolano de la soberana oportunidad de configurar su destino. Desde sus orígenes, la diplomacia tiene una importancia vertebral; se constituye en la blindada base de las relaciones entre los estados y además la herramienta indispensable para el mantenimiento de la paz y el equilibrio internacional, es el camino para la cooperación mutua. En esta Venezuela sancionada de manera criminal, la figura de nuestro diplomático presidente ha logrado fortalecer inquebrantables relaciones comerciales con muchos países fuera de la hegemonía occidental, con potencias y países emergentes que trabajan a través de un modelo libre, sin hegemonías perniciosas que solo pretenden subyugarnos. China, Rusia y muchos otros países se relacionan con Venezuela. El presidente Nicolás Maduro ha sido el gran artífice del relanzamiento de nuestra industria petrolera, ordenando un plan alterno que nos permite colocar nuestros productos. Ya los Estados Unidos observan, con cierto grado de frustración, que las sanciones impactaron gravemente nuestra economía, pero las heridas ya han sanado. Las sanciones ya no pueden producir los efectos iniciales para los cuales fueron concebidas. Muchos países se preguntan cómo Venezuela ha logrado salir del desmedido asedio y aislamiento, en crecimiento constante, con una inflación controlada y con una producción suficiente para abastecer al país. Pues con inteligencia, pero sobretodo con nuestro presidente, que con sus habilidades diplomáticas rompió las cadenas del injustificable y perverso bloqueo. ¡Qué valor tan grande para nuestro país contar con un presidente con esa imprescindible e impecable experiencia como canciller!

Luis Vargas Pizzolante
Profesor universitario
Analista político

Sigue la información minuto a minuto en nuestro Telegram Instagram Facebook Twitter ¡La noticia en tus manos!
VÍA NT
FUENTE Luis Vargas Pizzolante