Julie de Romero: Cenando con el enemigo
Ester fue escogida por Dios para enfrentar a un despiadado enemigo llamado Amán
Opinión.- Era muy conocida la debilidad del Rey Asuero de Persia, por las mujeres y los banquetes. La anterior reina, Vasti, había sido desterrada por no respetar y obedecer una orden real en un banquete, ella rompió el protocolo, actuó sin diplomacia, caprichosamente, poniendo en riesgo el reino que ella representaba.
Ester suplantó a la reina Vasti, después de un proceso de preparación de 12 meses, tanto interno como externo, compitiendo contras más de 1500 doncellas. ¡¡¡Fue la ganadora!!! Superándolas en gracia y benevolencia.
Ester siguió ganándose el favor del Rey, demostrándole su fidelidad cuando le informó acerca del complot de dos eunucos reales para matarlo, quedando registrado en el libro de las crónicas del rey. Pero los desafíos continuarían, vendría una prueba mayor. Ester no se imaginaba lo que Dios le tenía preparado.
Ella fue escogida por Dios para enfrentar a un despiadado enemigo llamado Amán.
Amán era descendiente de los amalecitas, una tribu nómada que, durante la peregrinación de los judíos por el desierto del Sinaí, habían atacado al pueblo de Israel de manera muy cobarde, por la retaguardia, a los debilitados, agotados, niños mujeres y ancianos. Este odio había sido heredado por Amán desde su cultura que se trasmitía de generación en generación.
Ahora Amán era el hombre de confianza, ideólogo, consejero del rey, que usaría ese poder para destruir al pueblo que tanto odiaba y del cual formaba parte Ester, pero prudentemente había mantenido su origen en el total anonimato.
Parece irónico que una niña judía, huérfana de padres, criada por su tío Mardoqueo, que vivía bajo el dominio del imperio persa, desterrada, que tuvo que ocultar su origen para protegerse, fuese ella “el arma secreta de Dios”. Se cumple la palabra de 1 Corintios 1:27 “lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a los fuertes”, ¿quién conocerá todos los planes de Dios?, ten la seguridad que ya Dios tiene un haz bajo la manga.
Ahora la batalla se libraría en los salones reales, sin ejército, sin armas. Ella debía bloquear a un enemigo despiadado y sin misericordia que pedía la destrucción del pueblo judío, y que además le lleva ventaja pues ya el edicto de exterminio del rey había sido sellado.
La diplomacia, la astucia, el protocolo, la sabiduría, la prudencia, la paciencia, son armas muy poderosas. Ester era más peligrosa que un ejército en combate, y Dios le había revelado un plan el cual su enemigo no podría anticipar. “Una sencilla y agradable cena”.
El plan se empezó a ejecutar. Ester se colocó sus vestiduras reales, regia, imponente, cautivadora, misteriosa y fue en la búsqueda del rey. Quedaba pocos días antes que el edicto de muerte y extermino de su nación se ejecuta. Este asunto no lo podía tratar la sencilla judía huérfana, la lástima, las lágrimas en nada le ayudaría. Solo la reina podía tocar el cetro del rey y ganarse su favor. Su vestuario representaba su alcance, su poder y autoridad.
Ester había discernido que su enemigo tenía una debilidad, buscaba reconocimiento, deseaba ser exaltado, alabado, engrandecido. Algo muy peligroso para estar al lado de un rey. También sabía que el plan de Amán iba mucho más allá del exterminio del pueblo judío, ocultaba su codicia y avaricia, ya que sus riquezas se incrementarían al despojar a los judíos de sus posesiones, bien por el asesinato o porque ellos huyeran antes de cumplirse el plazo señalado dejando sus tierras y propiedades solas.
Contrario a lo que Amán le había dicho al rey, que era un pueblo que no dejaba beneficio, (Ester 3:8) buscaba hacerse más poderoso. Sus pretensiones de poder no quedarían allí, porque la codicia es insaciable, por lo que era un hombre muy peligroso para el Rey y el pueblo judío.
Ester sabía que tendría una sola oportunidad, debía ser en el momento correcto, ser certera, y su mensaje tendría que ser como una espada que traspasase el corazón de su enemigo y llegara al Rey. Debía desmontar una mentira, sin parecer vendida a los intereses de los judíos sino a los del rey. Sin que el rey pareciera un tonto manipulado por Aman o por ella.
Fue así como Ester desarrolló su estrategia desde el misterio, desde lo secreto, guiada por la sabiduría divina. Prov.24:6 Porque con ingenio harás la guerra, Y en la multitud de consejeros está la victoria. Ester preparó una cenar para recibir a su enemigo.
Una cena, un agasajo, algo íntimo, satisfacería el deseo de reconocimiento de Aman y el gusto por las fiestas y las celebraciones del Rey. Y ¿cómo podría sospechar su enemigo, de una mujer y la invitación a una comida? Ester jugaba con sus invitados, el misterio y el secreto hacia aún más atractivo el momento. Su encanto femenino, su gracia y distinción, controló el ambiente, dando lugar a un segundo día de celebración. Mientras, ella clamaba, pidiéndole a Dios su poderosa intervención y el poder discernir el momento preciso para actuar, aunque sabia que le quedaba poco tiempo.
Y así sucedió esa noche, el rey se desveló, perdió el sueño, tuvo deseos de leer el libro de las crónicas. Así, Dios se encargó de traer a la memoria el buen testimonio de Ester y Mardoqueo. El rey recordó la fidelidad de su esposa, y fue inspirado para reconocer a Mardoqueo públicamente al amanecer, frente al propio Amán. “Esta era la señal de Dios, que Ester estaba esperando”.
La segunda noche, Ester sabía que había llegado su momento. “para ese día, para esa hora, para ese momento había nacido”. Toda la ciudad comentaba lo sucedido con Mardoqueo. Esta señal le indicaba a Ester que el Rey estaba benevolente, que Dios había debilitado a su enemigo y ahora era el turno de pedir su destrucción.
Ester esperó la pregunta habitual del Rey, “¿Cuál es tu petición Reina Ester y te será concedida? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino te será otorgada”.
Esta pregunta solía ser un proverbio más que una oferta literal, pero los acontecimientos le daban a esta frase otra connotación. Esa era la señal de soltar el golpe final. Porque el rey confiaba en ella, porque el rey había manifestado benevolencia a Mardoqueo y porque el rey conocía los protocolos de quien tiene algo que pedirle. ¡¡¡Ester no vaciló!!!
Una inofensiva cena se convirtió en el juicio de la maldad. Hay cenas que Dios organiza que no son para reconciliación sino para juicio. El salmo 23:5 dice “Me has preparado un banquete, ante los ojos de mis enemigos; has vertido perfume en mi cabeza, y has llenado mi copa a rebosar”.
Ester expuso la verdad de Aman, sus maquinaciones y avaricia. Era un enemigo oculto del Rey y la prueba de sus palabras eran la horca que había preparado contra los que eran fieles al Rey.
La horca que había preparado para Mardoqueo terminó siendo la horca que usarían para colgarlo. Y el edicto real fue bloqueado, por un edicto mayor, donde los judíos podían defenderse y luchar contra sus enemigos. En lugar de muerte se convirtió en día de liberación, la fiesta del Purím, el día de la suerte de Dios, que celebran hasta el día de hoy.
Moraleja: Vale más la sabiduría y la prudencia que un ejército de valientes.
Sin un ejército Ester evitó el exterminio de un pueblo, porque ella supo decir las palabras correctas en el lugar correcto.
La oración, el ayuno, la sabiduría, la paciencia, el dominio propio, la prudencia, el discernimiento, la obediencia son el arsenal que Dios usará para desbaratar los planes de las tinieblas.
Dios obra a favor de la gente de fe y los libra en el día malo.
Ap. Julie de Romero.
Apóstol de la Federación C.C.N en Valencia.
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