Opinión
En Armonía fetal: No todo es genético
Este concepto es una característica adquirida que resulta heredable y herético en el neo-darwinismo
3 de octubre de 2024
Opinión.- La vida intrauterina nos marca de una manera decisiva de tal forma que no seremos otra cosa que aquella para la que se nos programa en el vientre materno. El medioambiente o entorno en el que se encuentran inmersos el bebé y la gestante altera el resto de la vida de forma irrevocable. A veces, también, transmitimos algunas de esas limitaciones adquiridas a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos.
 

Este concepto es una característica adquirida que resulta heredable y herético en el neo-darwinismo. La revista Science ha publicado un artículo que demuestra cómo la exposición de ratas gestantes a ciertos disruptores endocrinos disminuye la capacidad espermatogenética en los nacidos machos, lo cual incrementa la incidencia de infertilidad.
 
En otro aparte, la publicación señala cómo un factor ambiental que actúa dentro del útero marca indeleblemente la vida postnatal de aquellos fetos de una forma significativa, así como a las siguientes generaciones. Es decir, hay cambios heredables en el fenotipo sin modificaciones de la secuencia de ADN.

Hoy la epigenética proporciona la explicación a este hecho, ya que hace referencia a los sutiles cambios estructurales que tienen lugar en los genes, alterando su expresión pero no la secuencia de nucleótidos.
 
En definitiva, no se trata de otra cosa que alteraciones del ambiente que condicionan modificaciones que se transmiten a generaciones subsiguientes, en otras palabras, es la herencia de caracteres adquiridos que defendía Lamarck y que, Darwin admitía.

La aplicación de estas nociones en la prevención y eventual tratamiento de ciertas enfermedades podría denominarse «Medicina neo-Lamarckiana», la cual podría, además, tener unas enormes implicaciones en Salud Pública y Política Medioambiental.
 
Reconocer esto se nos antoja esencial en la Medicina Perinatal, que siempre ha puesto un gran énfasis en discernir qué enfermedades son causadas por el ambiente y cuáles son genéticas.
 
La epigenética termina de algún modo con esa falsa dicotomía, de modo que el ambiente puede condicionar cambios que pueden heredarse en el epigenoma.
 
Son interesantes informaciones que una vez más ratifican el deber que tenemos los profesionales de la salud de tener una visión amplia e integral en la atención de nuestras gestantes.

Por Gonzalo Medina Aveledo

PhD Ciencias Médicas
Médico Obstetra
Investigador de las emociones maternas

Ig. @armoniafetal

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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde