Opinión
Cita con la historia: Los muertos del 18 de octubre
Después de la muerte de Juan Vicente Gómez, en 1936 Venezuela entró en un período de civilidad, desarrollo, paz, orden y armonía política con los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita
27 de octubre de 2024
Opinión.- Para tener una visión equilibrada del pasado hay que recordar ciertas cosas que los que han tenido el poder en sus manos quisieran que se olvidaran. Después de la muerte de Juan Vicente Gómez, en 1936 Venezuela entró en un período de civilidad, desarrollo, paz, orden y armonía política con los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita, cuyo período finalizaría en 1945. Ese decenio es quizás el único período de toda la historia de Venezuela en el que no hubo ni presos políticos, ni un solo crimen político y prácticamente ningún exiliado y la más absoluta libertad de prensa que se pueda imaginar. Las garantías constitucionales tuvieron vigencia como nunca antes ni después. La tortura fue totalmente erradicada de las prácticas policiales.

Venezuela iba avanzando firmemente en un proceso de democratización, con la legalización de todos los partidos políticos, en el gobierno de Medina Angarita, incluyendo al Partido Comunista y a Acción Democrática. Los partidos políticos, plenaban plazas, cosos de toros, avenidas y teatros con sus mítines. Y algo que han tratado de falsear u ocultar ciertos sectores interesados: Por primera vez en la historia (1944) se hicieron elecciones directas, universales y secretas para elegir concejales, y salieron electos entre otros Rómulo Betancourt, Gonzalo Barrios y Luis Beltrán Prieto, entre otros adversarios del gobierno. Por otra parte, Andrés Eloy Blanco, de AD también fue elegido diputado. También en ese período Rómulo Gallegos fue ministro de educación. El sistema no era tan malo entonces. El congreso se encontraba discutiendo una moción aceptada por todos para reformar la constitución e incluir el voto femenino. El ejecutivo construía como nunca escuelas y liceos, que todavía hoy están siendo usados por nuestros muchachos, como el Pedro Gual, el República del Perú y centros de salud como nuestro Hospital Central (CHET) obras de López y Medina.

Pero a finales de 1945, no se logra un acuerdo total sobre elegir un candidato de consenso para sustituir a Medina en las próximas elecciones de 1946. Allí convergen las ambiciones de un grupo de jóvenes militares y los no menos ambiciosos líderes de Acción Democrática, encabezados por Rómulo Betancourt. Adecos y militares, unidos en una sola codicia de poder le dan una patada a la mesa de la constitucionalidad y el 18 de octubre dan un cruento golpe de estado en contra del legítimo gobierno de Isaías Medina.

Diversos funcionarios del gobierno legítimo trataron de mantener el hilo constitucional. En Caracas la lucha fue cruenta. La policía y algunas pocas unidades militares trataron de defender el gobierno y hubo muchos enfrentamientos con los golpistas durante tres días. Casi cuatrocientos venezolanos murieron en los combates, entre militares, policías y civiles que nada tenían que ver. Muchísimos más resultaron heridos. Una lista de las víctimas la publicó el diario“La Esfera el día 24.

En Maracay fueron asesinados por los golpistas el presidente del estado, el Dr. Anibal Paradisi. En el estado Lara, el heróico general José Rafael Gabaldón, quien fuera uno de los más enconados adversarios de la dictadura de Juan Vicente Gómez y para el momento era presidente del estado recibió varios tiros de los golpistas. Finalmente el presidente Medina se rindió para evitar mayor derramamiento de sangre.

Fue así como Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez, junto a Delgado, los Vargas y otros, hermanados en un hecho de violencia que los venezolanos suponían superado, entraron a gobernar el país, primero con una Junta Revolucionaria y luego con elecciones por medio de la figura de Rómulo Gallegos, con Betancourt por detrás moviendo los hilos del poder. Ese período fue lo que se llamó “el trienio adeco”. Un desordenado periodo donde volvieron a aparecer los presos políticos, la censura de prensa y clausura de medios, los exiliados, imperó el clientelismo partidista, el abuso de poder y lo más grave: regresaron las torturas a los presos políticos.

En 1948 exactamente los mismos militares que llevaron a los adecos al poder los desalojarían de Miraflores. Pero eso es otra historia.

Luis Heraclio Medina Canelón
@luishmedinac
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FUENTE Luis Heraclio Medina Canelón