Julie de Romero: La gracia escandalosa
La gracia es algo que jamás podrás pagar, algo que -aunque hagas lo que hagas- jamás podrás retribuir. Pero deja de ser gracia cuando te dan algo que te mereces por algo que hiciste, eso sería una premiación por logros
Opinión.- Hablar de gracia es hablar de algo poco comprendido y vivido. Se nos ha enseñado acerca de cómo alcanzar logros, pero no de gracia. Lo único que la iglesia puede ofrecer y el mundo no, es la gracia divina. Y es la gracia divina la única que puede acercar al hombre a Dios.
La gracia es favor no merecido, Jesús vino a ofrecerla y fue escandaloso, inentendible para muchos, enigmática, extraña, salvaje, estaba obsesionado por impartirla a la gente, a los pecadores, prostitutas, publicanos, a todos los que la necesitaban, a la gente que nadie quería y lo llamaban loco.
La gracia es algo que jamás podrás pagar, algo que -aunque hagas lo que hagas- jamás podrás retribuir. Pero deja de ser gracia cuando te dan algo que te mereces por algo que hiciste, eso sería una premiación por logros. Cuando buscamos el reconocimiento al estilo del mundo no es gracia, porque ella es impartida a gente que no lo merece.
El Evangelio de Jesucristo es el evangelio de la gracia, es el regalo que Dios ofrece para el perdón de nuestros pecados, un nuevo nacimiento y una nueva vida. Lo inentendible para muchos es que está disponible si solo lo crees y recibes su gracia salvadora a través de un arrepentimiento genuino.
El problema es que cuando la gracia no es comprendida tampoco es funcional y no se puede disfrutar. Pervertimos la gracia cuando nos sentimos merecedores de todo y deudores de nada. No entendemos la gracia cuando tomamos el lugar de juez, condenamos y acusamos, aun cuando tenemos asuntos pendientes con ese juez.
Jesús fue muy criticado por sus acciones de gracia al visitar a Zaqueo, liberar a la mujer que había cometido adulterio, sanar al paralítico de Betesda, comer con los pobres y también con los ricos, salvar a la mujer del flujo de sangre y darle vida a Lázaro. El mensaje de la gracia es el único que puede cambiar al hombre y acercarlo a Dios.
En el reino de Dios todo es por gracia, estábamos destituidos del amor de Dios, ninguno calificaba como bueno, éramos merecedores de la condenación eterna, pero llegó Jesucristo, el hijo de Dios, el regalo no merecido y dado por el Padre eterno, para cubrir nuestros pecados, limpiarnos de nuestra maldad y darnos una nueva oportunidad.
La gracia de Dios te nivela hacia arriba, lo que era imposible alcanzar, el perdón de tus pecados, la salvación y la libertad de las maldiciones, ahora es posible porque Jesucristo lo hizo por ti y solo debes recibirlo con un corazón arrepentido, humillado y disfrutarlo. Tu deuda era impagable y alguien la pagó por ti, esto es gracia.
Fue la gracia salvaje y escandalosa la que se derramó sobre el hijo pródigo, para muchos es inentendible que después de haberse equivocado tanto, de haber dado la espalda a su padre, desperdiciado su herencia, ahora el padre lo perdona, corre hacia él, lo abraza, lo viste con ropas nuevas, le pone un anillo y le hace una fiesta. El hijo mayor tampoco lo entendió, se amargó y enojó contra su padre. La religión y los moralistas, le hubiera dado el premio al hijo mayor y no al menor, porque no se puede entender la gracia hasta que no la hayas recibido y, lamentablemente, el hijo mayor siempre la rechazó.
El mensaje de la gracia lo puedes recibir solo cuando reconoces que necesitas el perdón y el amor del Padre. Cuando su gracia es derramada en tu corazón produce paz con Dios y contigo mismo, gozo inefable, libertad, amor ágape, perdón hacia otros y hacia ti mismo, generosidad, gratitud, humildad, mansedumbre, templanza.
No dejes pasar este día sin pedirle a Dios que derrame su gracia sobre ti, perdone todos tus errores y te muestre su amor. Jesucristo lo hizo posible porque él es la gracia derramada sobre la humanidad.
Apóstol de la Federación C.C.N en Valencia.
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Julie de Romero