Carlos A. Romero: La política y sus excusas
En América Latina y el Caribe, el ejercicio autoritario del poder se ha dedicado a crear instituciones que se basan en las excusas
Opinión.- De todas las disciplinas y saberes del mundo, una que tiende a cubrir sus verdaderos intereses es la política. El poder, verdadero fin de esta área de conocimiento, se esconde en las ideologías, en las rivalidades fronterizas, en la segregación racial y ante todo, en el dominio por la fuerza.
La mayoría de los autores contemporáneos están claros en comprender la relación diabólica entre la legalidad y la legitimidad de un régimen. Una cosa es el estado de derecho y la plataforma constitucional y otra es la manera de ejercer un buen gobierno. En muchas ocasiones se tiene la formalidad de una práctica política, pero se carece del apoyo de las masas y se violan los derechos humanos.
En América Latina y el Caribe, el ejercicio autoritario del poder se ha dedicado a crear instituciones que se basan en las excusas de ocasión, que si el interés nacional, que si la amenaza exterior, que si la necesidad de preservar los valores de la nación; pare usted de contar.
Repasando algunos casos de un ejercicio ilegítimo del poder en la región, muchos de ellos descansan en la formalidad política. Y la historia republicana ilustra con copiosos ejemplos esta relación entre la forma y el ejercicio de la política. En este marco, el magnífico sociólogo político estadounidense, Barrington Moore Junior se dedicó, desde la óptica de la política comparada, a estudiar diversos casos en donde no funcionaba tan bien la relación entre la legalidad y la legitimidad.
En una histórica conferencia que dio en 1989, en la ciudad de New York, el profesor Moore, en medio de la esperanza que el bloque soviético se transformara en un paraíso democrático alzó la mano y en su rol de agua-fiesta dictaminó que las raíces de esos países impedían un resultado legal y legitimado.
De igual modo, algunos especialistas como Samuel P. Huntington, Reinhard Bendix y Alfred Stepan se dedicaron a estudiar las bases y el desarrollo de los experimentos democráticos en el ahora llamado “Sur Global”. En la mayoría de las veces, las conclusiones de sus estudios arrojan una tendencia pesimista.
En la actualidad, en donde la democracia se ha convertido en un tema global, vuelven a relucir las excusas que ya fueron develadas por los conocedores del desarrollo político y sus limitaciones. Ahora se trata con ligereza el tema democrático y no se observa precisamente su agotamiento actual, como manto y como plataforma que sustentan experiencias irregulares que dejan mucho que desear.
En este contexto, la discusión sobre los límites de una praxis antidemocrática no puede ser concebida como un defecto que pueda corregirse con tan solo la voluntad de una nación comprometida. Hay algo más y ese más es el pasado de cada experiencia.
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Carlos A. Romero