Cita con la historia: La Locomotora de Napheggi en Trincheras
Los ferrocarriles aparecen en Venezuela en tiempos de Guzmán Blanco, un dictador modernizador, que impulsó las innovaciones científicas y arquitectónicas de su época y el progreso en general: carreteras, telégrafos, teatros, y ferrocarriles llegaron al pa
Opinión.- Desde hace varios años un equipo multidisciplinario en el que formamos parte, entre otros, el prof. Rafael Delgado y este servidor, nos hemos dado a la tarea de investigar in situ y con documentos gráficos y escritos la historia del ferrocarril en Carabobo.
Los ferrocarriles aparecen en Venezuela en tiempos de Guzmán Blanco, un dictador modernizador, que impulsó las innovaciones científicas y arquitectónicas de su época y el progreso en general: carreteras, telégrafos, teatros, y ferrocarriles llegaron al país bajo su égida.
Recientemente, Delgado localizó en Trincheras un interesante vestigio de las épocas de Guzmán Blanco. Se trata de una curiosa locomotora de ruedas, es decir, no diseñada para utilizar rieles sino desplazarse por una carretera. Eran llamadas “locomóvil” o “locomotoras carreteras”. Posiblemente se trata de uno de los vehículos traídos al país por la “Empresa de Locomotoras de Carreteras” de un tal Gabor Napheggi alrededor de 1875, quien por aquellos tiempos contrató con el Ejecutivo la reparación de la “Carretera de Occidente”, para adecuarla al paso de las locomotoras de ruedas con sus vagones que transportarían mercancía.
Arcila Farías en su “Historia de la Ingeniería en Venezuela”, dice que en la Memoria de Obras Públicas datada en Valencia el 1° de Septiembre de 1875 se refiere a pagos hechos a Napheggi: “Hay un recibo por mil venezolanos correspondiente a la sección de Valencia a Las Trincheras, y otro por quinientos venezolanos correspondientes a la parte de Valencia a La Cabrera”.
Las obras de la empresa de Napheggi avanzaron bastante, uno de sus contratistas, T. Bigott Prada informa a su jefe, según documento que reposa en el Archivo General de la Nación (carta del 30/09/1875, Obras Públicas Legajo 183): “Con un mes de trabajo, espero reunirme con la cuadrilla del señor Hurtado, dejando el camino en tal estado, que no habrá la más mínima dificultad para que usted pueda traficar con la locomotora sin ninguna especie de tropiezo”.
Pero intereses particulares entorpecieron la introducción del novísimo medio de transporte: Los dueños de los carros (carretas), en connivencia con las autoridades, viendo en peligro su negocio se opusieron a las obras de Napheggi.
El húngaro se dirigirá al Gobierno en los siguientes términos: “Lástima será, que por unos intereses mezquinos y miserables, se me pusieran obstáculos para la ejecución de mi empresa, y espero la actitud de usted, así como la de los señores vocales, que atenderán a mi solicitud.”
Lo cierto es que la locomotora de carretera no llegó a funcionar con regularidad. Quizás quedó abandonada en las montañas de Trincheras por la falta de interés del gobierno, que se mostraba más entusiasmado con las vías férreas que estaban en boga en todo el mundo.
Napheggi fue el primero que introdujo en el país una máquina trituradora de piedras y uno de los primeros que utilizó las carretillas, que antes no existían, sino que se utilizaban las poco provechosas parihuelas, que requerían de dos obreros, mientras que las carretillas transportaban más material con el esfuerzo de un solo hombre.
Napheggi es un personaje peculiar. Era uno de esos aventureros, estafador (estuvo preso), impostor y trotamundos tan comunes en el siglo XIX. No se tiene a ciencia cierta su lugar de nacimiento, posiblemente en Pest, ciudad que luego al unirse a Buda constituyó Budapest. Se le señala como “doctor” pero no hay registros de que lo fuera. Se decía húngaro, pero no hablaba el idioma. Llegó a América a mediados de la década de 1840, estableciéndose primero en Estados Unidos. Luego en México fue exitoso empresario en los ramos de iluminación, minería y ferrocarriles. Se vinculó con universidades, políticos, exiliados y militares. Hizo fortuna y quedó en bancarrota varias veces. Escribió varios libros de distintas materias y en diversos idiomas y de casi todos los países donde estuvo tuvo que salir a raíz de los problemas en que se metía.
Napheggi, que al igual que Guzmán Blanco, sin dejar de ser un pillo, fue un sujeto controversial, que trajo progreso y adelanto.
Luis Heraclio Medina Canelón